En las excavaciones llevadas acabo en Atapuerca se descubrió que la zona estuvo habitada durante siglos, lo que tiraba por tierra la Teoría de que los primeros pobladores de Europa se desplazaban continuamente. La población se asentaba en un lugar si éste reunía una serie de condicionantes, y únicamente había una dispersión si el grupo crecía; pero el núcleo principal continuaba viviendo en el mismo lugar.
Esto nos lleva a la conclusión de que la población de Asturias tiene una sucesión estable espacio-tiempo, por lo que se puede rastrear la misma desde el Paleolítico hasta la época castreña. Trubia es el mejor ejemplo. No en vano Trubia es la población de llanura –la población paleolítica no vivía en zonas elevadas– más cercana al centro geográfico de Asturias, el cual se localiza en Siones. Además Trubia se encuentra en la frontera divisoria de las tribus astures, Pésicos y Luggones, y puerta de enlace entre los astures transmontanos y cismontanos.
Si un equipo de antropólogos acudiese a Trubia con radares de geolocalización, seguro que descubrirían una cueva o pequeña sima donde estuvo presente durante varios milenios una población, población que luego acabaría en los castros que se asentaban en Trubia. Incluso podría descubrir un hecho que se intuye, como es que Trubia fue uno de los últimos refugios de los neandertales; probablemente los últimos neandertales del interior (los de la costa desaparecieron antes) vivieron su ocaso en Trubia.
Efectivamente, si analizamos los asentamientos localizados en la zona central de Asturias, ambos se encuentran en las cuencas del Nalón y del Trubia, como son la cueva de la Peña y la cueva del Conde. Y como para ir de una a otra hay que pasar necesariamente por Trubia, pues dichas poblaciones seguían los cursos fluviales –posiblemente la pesca formase una de sus principales fuentes de alimento–, es muy posible que hubiese un asentamiento en Trubia, máxime cuando la misma se encuentra en la intersección de ambos ríos, tiene unas vegas amplias y una orientación sur que la protege de los vientos del Norte. Esta ubicación, que es la que buscaban los primitivos pobladores, nos llevaría a la conclusión de que la cueva, gruta o sima que hubiese, tendría que ubicarse en el terreno que hoy ocupa la Fábrica de Cañones de Trubia.
El mismo Jovellanos, en su “Cartas del viaje de Asturias”, pasa por Trubia siguiendo la ruta más antigua de la región, utilizada por las astures transmontanos para enlazar con los astures cismontanos, deteniéndose a descansar en los terrenos donde actualmente se encuentra la Fábrica de Cañones, quedando extasiado ante el espectáculo de la Naturaleza, con la visión del valle del Trubia hasta las montañas que hacen de frontera con la Meseta. Y a ambos lados de Trubia, en el alto de las laderas que lo flanquean, se ubicaban dos castros: el castro del pico El Cogollo y el castro del pico El Castiello, lo que indica que antes de la romanización la zona estaba habitada.
La iglesia de Trubia data del siglo XVIII, pero seguro que se levanta sobre los cimientos –o éstos se encuentran a una distancia cercana– de una anterior, pues una donación fechada en el siglo IX así lo indica, antes de que existiese Oviedo, pues en Trubia hubo un asentamiento visigodo, por lo que éstos debieron construir dicha iglesia, si es que no existía ésta en el Bajo Imperio romano. Y después de Covadonga, la siguiente batalla se desarrolló cerca de Trubia.
Luego, tantos datos que indican un seguimiento en el mismo lugar a lo largo del tiempo nos llevan a la conclusión de que necesariamente tiene que haber una cueva, sima o gruta donde quede reflejada la existencia de una población paleolítica. Y ésta, a mi entender, debe ubicarse en el terreno, o sus inmediaciones, pero siempre al nivel del río, nunca en las laderas, que hoy ocupa la Fábrica de Cañones de Trubia.
Si un equipo de antropólogos acudiese a Trubia con radares de geolocalización, seguro que descubrirían una cueva o pequeña sima donde estuvo presente durante varios milenios una población, población que luego acabaría en los castros que se asentaban en Trubia. Incluso podría descubrir un hecho que se intuye, como es que Trubia fue uno de los últimos refugios de los neandertales; probablemente los últimos neandertales del interior (los de la costa desaparecieron antes) vivieron su ocaso en Trubia.
Efectivamente, si analizamos los asentamientos localizados en la zona central de Asturias, ambos se encuentran en las cuencas del Nalón y del Trubia, como son la cueva de la Peña y la cueva del Conde. Y como para ir de una a otra hay que pasar necesariamente por Trubia, pues dichas poblaciones seguían los cursos fluviales –posiblemente la pesca formase una de sus principales fuentes de alimento–, es muy posible que hubiese un asentamiento en Trubia, máxime cuando la misma se encuentra en la intersección de ambos ríos, tiene unas vegas amplias y una orientación sur que la protege de los vientos del Norte. Esta ubicación, que es la que buscaban los primitivos pobladores, nos llevaría a la conclusión de que la cueva, gruta o sima que hubiese, tendría que ubicarse en el terreno que hoy ocupa la Fábrica de Cañones de Trubia.
El mismo Jovellanos, en su “Cartas del viaje de Asturias”, pasa por Trubia siguiendo la ruta más antigua de la región, utilizada por las astures transmontanos para enlazar con los astures cismontanos, deteniéndose a descansar en los terrenos donde actualmente se encuentra la Fábrica de Cañones, quedando extasiado ante el espectáculo de la Naturaleza, con la visión del valle del Trubia hasta las montañas que hacen de frontera con la Meseta. Y a ambos lados de Trubia, en el alto de las laderas que lo flanquean, se ubicaban dos castros: el castro del pico El Cogollo y el castro del pico El Castiello, lo que indica que antes de la romanización la zona estaba habitada.
La iglesia de Trubia data del siglo XVIII, pero seguro que se levanta sobre los cimientos –o éstos se encuentran a una distancia cercana– de una anterior, pues una donación fechada en el siglo IX así lo indica, antes de que existiese Oviedo, pues en Trubia hubo un asentamiento visigodo, por lo que éstos debieron construir dicha iglesia, si es que no existía ésta en el Bajo Imperio romano. Y después de Covadonga, la siguiente batalla se desarrolló cerca de Trubia.
Luego, tantos datos que indican un seguimiento en el mismo lugar a lo largo del tiempo nos llevan a la conclusión de que necesariamente tiene que haber una cueva, sima o gruta donde quede reflejada la existencia de una población paleolítica. Y ésta, a mi entender, debe ubicarse en el terreno, o sus inmediaciones, pero siempre al nivel del río, nunca en las laderas, que hoy ocupa la Fábrica de Cañones de Trubia.
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