domingo, 30 de agosto de 2020

Cueva del Cuco - Urdiales

Visitas: Cerrada al público. Se requiere solicitar la visita en la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de Cantabria.

Descripción: Cavidad que se abre en un farallón calizo muy visible, en el barrio de Urdiales.
Cueva de reducido vestíbulo, que continúa por una galería estrecha y rectilínea de unos 100 metros y en cuyo centro se encuentra una pequeña sala en donde se ubican gran parte de las manifestaciones artísticas.
Descubierta en 1966, en su vestíbulo se localizan materiales del período Solutrense y un potente conchero Aziliense y Mesolítico. En su interior se encuentran restos humanos y de cerámicas de la Prehistoria Reciente.
Contiene grabados, principalmente representaciones de animales (3 ciervos, 2 cabras, 2 caballos y 2 animales indeterminados).
Los grabados son de dos tipos, por un lado, grabados de trazo fino en cabezas y cuartos traseros de varios animales y por otro un grupo de figuras de gran tamaño y realizadas con trazo ancho y profundo, destacando la representación de un gran ciervo completo. Se atribuye el conjunto al estilo III de Leroi-Gourhan, en consonancia con los materiales solutrenses del vestíbulo.

Cantabria total

Yacimiento arqueológico Molí de l’Horta - Torrelles de Foix


Se halla ubicado en Torrelles de Foix en la comarca del Alto Penedés a 100 metros del molino que le da su nombre, en un terreno yermo y fue descubierto durante la realización de unos trabajos agrícolas que causaron la salida a la superficie de industria lítica que permitió caracterizar este yacimiento como un centro de producción y explotación de sílex del paleolítico superior.

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sábado, 29 de agosto de 2020

Castro de Paredejas - Medinilla


El Castro de las Paredejas se localiza en Medinilla, (Ávila), comunidad autónoma de Castilla y León, España. A diferencia de otros castros de este momento, en el de Las Paredejas no se buscó un lugar elevado de fácil defensa natural o buscando la horquilla en la desembocadura de dos ríos, como en tantos otros casos. Se eligió aquí una plataforma ligeramente elevada sobre el entorno en la base norte del Berrueco, basculando suavemente hacia el oeste y noroeste. Por el sur esa plataforma se une a la ladera del Berrueco, lo que en apariencia implicaría una cierta desprotección al poder ser avistado y alcanzado el interior del castro desde la ladera. Aunque no se conserva ninguna evidencia constructiva, ese detalle, con seguridad, tuvo que se solucionado de alguna manera, de forma que no quedara desprotegido el castro por ese lado.
Desde la plataforma de Las Paredejas se dominaba todo el territorio circundante hacia el norte, este y oeste, de manera que cualquier peligro inmediato era descubierto con cierta antelación a suficiente distancia.
Aunque no se conservan indicios, es previsible que el castro de Las Paredejas estuviera amurallado al menos al final de la Edad del Hierro, como lo estuvieron todos los de su entorno en las provincias de Ávila y Salamanca. El desmantelamiento de sus murallas podría deberse a la intensidad de los cultivos en esa misma zona desde la Edad Moderna hasta la segunda mitad del siglo XX. La parcelación que durante los últimos siglos ha conocido la zona y la esforzada creación de bancales allí donde era posible obtener una pequeña porción de tierra, tuvieron que implicar una importante demanda de piedra cortada, obligando al desmantelamiento de toda construcción arruinada de la zona, Esta circunstancia priva a este castro actualamente de uno de los atractivos comunes a todos los de su entorno, como por ejemplo Ulaca, La Mesa de Miranda, Las Cogotas o Los Castillejos, en la provincia de Ávila o Saldeana, Bermellar, Yecla de Yeltes y Pereña en la de Salamanca, todos ellos fuertemente amurallados. Sobre la magnitud del castro de Las Paredejas sólo puede decirse que los restos visibles correspondientes a la cultura material, esparcida por las tierras de labor, implican una superficie conocida en torno a las 50 ha, en la que había que incluir a la necrópolis. Tal superficie, con seguridad exagerada por la diseminación posterior de los restos, provocada por la agricultura, parece ponerla a la latura de alguno de los castros más conocidos del entorno de Ávila, como el de Los Castillejos de Sanchorreja e incluso del de La Mesa de Miranda.

Las casas
Las casas de los vettones eran de planta rectangular, generalmente con varias habitaciones. Las paredes tenían, al menos un zócalo de mampostería, continuándose el resto por medio de ladrillos de barro, adobe o tapial, según las zonas, rematado el tejado en una cubierta vegetal. También es posible que todas las paredes fueran de piedra. La vida giraba en torno a la habitación mayor, la cocina, donde el hogar de barro presidía la estancia. Allí había un banco de piedra adosado a una de las paredes del que cuentan las fuentes que se utilizaba para sentarse a comer, por orden de edad.

Creencias
Un hallazgo antiguo en Las Paredejas aporta información sobre las creencias de sus gentes. Se trata de una representación en bronce de la diosa fenicia de la fecundidad, Astarté, que apareció fortuitamente en algún lugar del Cerro del Berrueco, posiblemente en Las Paredejas, habitado en el momento al que corresponde la representación. Esta circunstancia estaría indicando, primero, los contactos con la cultura fenicia, que tenía sus colonias en la costa andaluza y, por otra parte, la asimilación de las gentes que vivían aquí con el culto a las divinidades del Mediterráneo oriental.

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Hipogeo del Longar - Viana


Hemos salido de Viana por la NA-7230 y, siguiendo las indicaciones, hemos llegado hasta aquí. En esos últimos 1.000 metros hasta el “Alto del Longar”, anticipando lo que nos espera, nos imaginamos cómo será esta tumba prehistórica que, según cuentan, ha llegado prácticamente intacta a nuestros días y es la única excavada en la roca que queda en la mitad norte de la península. Impresiona pensar que se construyó unos 2.500 años a.C. Al parecer se descubrió en 1989 y las labores de excavación y acondicionamiento llevaron algunos años. Por lo visto se hallaron restos de casi un centenar de individuos, hombres, mujeres y niños, aunque, claro, eso no lo podremos ver. Dicen que algunos de los huesos tenían incrustados fragmentos de flechas de silex. Así que muy tranquilos no debían vivir por aquí.
Ya lo tenemos delante. La sensación es extraña, como si los propios difuntos vianeses del Neolítico nos estuvieran observando incómodos. Pero las estupendas vistas sobre el Valle del Ebro que tenemos desde el altozano nos devuelven el sosiego.

Guía Repsol

martes, 25 de agosto de 2020

Asentamiento de Molón II - Sierra de Mira


Molón II es un pequeño asentamiento fortificado prerromano situado en las estribaciones de la Sierra de Mira, que constituye el principal accidente geográfico de la zona, claramente vinculado con su homónimo valenciano (El Molón), como demuestra su proximidad, estando separados tan solo por 2,7 km en línea recta, y similar cronología, tanto por lo que respecta a época prerromana como medieval, lo que confirma la interrelación entre ambos lugares, claramente complementarios desde el punto de vista estratégico, pues controla la zona de vacío visual más destacada del oppidum.
El yacimiento se sitúa en la cima de la cresta montañosa delimitado por los cortados y un lienzo amurallado, conservado allí donde la pendiente se torna menos escarpada. Su perímetro amurallado cubre una superficie de 7.300m2, a lo que habría que añadir una posible zona de expansión, a extramuros, de 500 m². Presenta un excelente dominio visual de todo el valle de Mira y la cima de La Muela, hacia el norte, los llanos que se extienden hacia el oeste y el sur, y el valle de Cañas Frías (a través del cual se comunica con El Molón de Camporrobles), hacia el sureste; tiene visión, igualmente, sobre gran parte de la zona meridional de la Serranía de Cuenca y control sobre las vías de comunicación entre la Serranía y los llanos de la meseta de Utiel-Requena.

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lunes, 24 de agosto de 2020

Yacimiento ibérico y medieval de l'Esquerda

Descripción
El yacimiento ibérico y medieval de l'Esquerda se halla situado en uno de los meandros del río Ter, antes de adentrarse en las Guilleries. Este destacado espacio, rodeado por el río y flanqueado por pronunciados acantilados a este y oeste, estuvo ocupado desde del siglo VIII aC hasta el siglo XIV dC.
El período de plenitud corresponde a la ocupación ibérica y se centra entre finales del siglo V aC y finales del siglo III aC. De esta época del 'oppidum' fortificado ausetano, destacan la muralla con dos torres macizas que flanqueaban la entrada y una calle empedrada que atravesaba el poblado en dirección norte-sur.
A comienzos del siglo II aC. el poblado sufrió una importante destrucción que afectó a toda la fortificación. La ocupación ibérica finalizaría en el siglo I aC, momento en que el poblado fue abandonado tras una nueva destrucción.
La ocupación posterior medieval del lugar es de singular importancia y cuenta con una importante necrópolis. Las campañas de excavación de los últimos años han aportado luz sobre la mal conocida ocupación visigótica. Los trabajos han puesto al descubierto un conjunto de silos del siglo VII, situadas cerca de la muralla, que rompen los niveles ibéricos, lo que testimonia la ocupación visigótica del asentamiento.
El Museo Arqueológico de l'Esquerda muestra a los visitantes los materiales ibéricos y medievales hallados en el yacimiento, y permite descubrir la fortaleza ibérica, adentrarse también en el mundo de la Edad Media y conocer los secretos de la Rueda ciudad, rodeada por el río Ter, que citan los documentos medievales. Esta exposición de síntesis se acompaña de maquetas y reproducciones diversas: la península de L'Esquerda, una tumba antropomorfa o la maqueta de una torre carolingia.
El conjunto cuenta además con el Taller-Laboratorio basado en arqueología experimental -campos de cultivo agrícola- y una serie de actividades diversas.
El área ibérica del yacimiento de l'Esquerda forma parte de la ruta temática local 'Ruta dels Ibers'.

Características de la visita
Recorrido: 300 metros / Duración: 30 minutos
Visitas comentadas al yacimiento bajo cita previa: 2h,30
Información en: Catalán / Castellano / Francés / Inglés

Cómo llegar: 
Consultar Museo Arqueológico de l'Esquerda (Bac de Roda, 6 - Roda de Ter)

Arqueotur

Egosa - Tarrasa

Egosa es el asentamiento ibérico del municipium Flavio de Egara, citado por Ptolomeo en su Geografía, del que se han encontrado algunas piezas de cerámica con inscripciones ibéricas en la confluencia de los torrentes de Vallparadís y Monner, en el subsuelo de las iglesias de San Pedro del parque de Vallparadís, en Tarrasa. 
También ha habido hallazgos aislados de monedas ibéricas fuera del barrio de San Pedro. Sin embargo, se ha especulado que la denominación Egosa habría que ponerla en duda dado que se puede tratar de un error en la transmisión del texto de Ptolomeo a lo largo de la Edad Media y que, muy probablemente, el nombre de Egara ya fuera válido en época ibérica.

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Contrebia Carbica - Huete


Las ruinas de Contrebia Carbica se encuentran junto a la pedanía de Villas Viejas, perteneciente al término municipal de Huete, provincia de Cuenca, en un paraje conocido como los Fosos de Bayona, junto al río Gigüela.

Historia
Contrebia Carbica es el nombre dado a una ciudad de origen celtibérico cuya historia se remonta hasta la Edad de Hierro.

Descripción
Contrebia Carbica, situada en la antigua calzada que unía Cartago Nova (Cartagena) con Complutum (Alcalá de Henares), fue un oppidum de 33 hectáreas defendido en todo su perímetro por muralla y foso que, por los materiales exhumados, se supone perteneciente a una época protohistórica.
Según un informe de 1868, fueron donados a la Academia de la Historia dos téseras de hospitalidad y monedas procedentes de Contrebia Carbica. También se hallaron un conjunto da matrices de bronce fundido, posiblemente relacionadas con la fabricación da joyas y vajilla de lujo, lo que hace imaginar que existía al menos un taller de orfebrería en la ciudad. Este tipo de hallazgos es poco común en España, con un parangón en la tumba del orfebre de la necrópolis ibérica de Cabezo Lucero (Alicante). La información actual sobre talleres de orfebre en el contexto europeo de la Edad del Hierro es muy escasa.

Estado de conservación
Sus ruinas no se han preservado en buenas condiciones hasta el presente, quedando muy fragmentadas y limitadas.

Protección
Bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español

CastillosNet

domingo, 23 de agosto de 2020

Necrópolis de las Erijuelas - Cuéllar

La Necrópolis de las Erijuelas (también denominada Erijuelas de San Andrés) es un yacimiento arqueológico ubicado en el término municipal de la villa de Cuéllar (Segovia), al norte de la misma y cercano a la iglesia de San Andrés. Fue descubierto y estudiado en 1925 por el arqueólogo Manuel Aulló, y está fechado desde finales del primer periodo de la Edad del Hierro hasta finales del segundo periodo.
Dentro de los restos hallados en el yacimiento se encuentra una necrópolis compuesta de 17 enterramientos o sepulturas, así como de diversos restos cerámicos correspondientes a Las Cogotas.

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Dólmen de Santa Inés


Según lo concluido hasta ahora, el dolmen de Santa Inés es una sepultura de corredor que cuenta con un peristilo de aproximadamente 30 metros de diámetro y una cámara funeraria que supera los tres metros. Está construido con lajas de pizarra, al igual que su coraza, que ejercen de contrafuerte a la bóveda que tenía la cámara funeraria, y pertenece al periodo del Neolítico, en torno al año 3.500 a.C. Este hecho invita a pensar en la posibilidad de encontrar en las proximidades algún poblado de aquella época, en la que se llevaban a cabo las primeras labores de agricultura y ganadería y se dejaba de perseguir la caza.

Segovia Turismo

Castro celta de El Raso - Candeleda

"Uno de los yacimientos célticos más importantes de toda la Península Ibérica. Data de la II Edad de Hierro de la Meseta de Castilla, entre los siglos II - III a C. Calificado como Bien de Interés Cultural" (del folleto de información municipal).
Una necrópolis situada en un nivel inferior nos indica que los primeros siglos estuvieron asentados en zonas más cómodas para la vida y el pastoreo. Las razzias de Anibal para coger prisioneros y formar ejércitos para enfrentarse a Roma, allá por el año 220 a. C., acaso les obligó a subirse a lugares más apropiados para su defensa pues la expedición de este cartaginés llegó hasta Salamanca y se cree que bajó por el puerto del Pico. Sea cual fuere la razón, las catas efectuadas en diversos lugares del castro indican que todo se levantó en el mismo periodo.
Una muralla que llega a alcanzar los 4 metros de grosor, realizada en mampostería en seco, cercaba el poblado. Alcanza los 1.800 metros de longitud lo que da al poblado un área de unos 150.000 metros cuadrados. Hay restos de varias torres cuadradas y de varios fortines en la parte superior, que, aunque aparece como más indefensa por la elevación del terreno en la colina posterior, contaba con varios fosos defensivos.Por la parte que el castro limita con la garganta de Alardos se supone que, por lo escarpado del terreno, no existió el amurallamiento. 
No hay señales de incendios y por la forma de la caída de las murallas indica que fueron vencidos y obligados a trasladarse al valle pues no se pidieron llevar las grandes vasijas en las que guardaban las semillas.
Junto a las creencias mencionadas al hablar de los vettones hay que señalar, además, que por la presencia de una estatuilla de una cabra en una tumba se piensa que los habitantes de esta celebraban cultos a la diosa Ataecina, una divinidad celta a la que se relaciona con estos animales; protegía más allá de la muerte, aseguraba la resurrección; al mismo tiempo era protectora de las mujeres y de la fertilidad.
Se han encontrado algunas monedas romanas que van desde el año 134 a. C. al 47 a. C. que hablan del periodo mínimo en que estuvo habitado en contacto con los romanos.No se ha encontrado la necrópolis correspondiente al periodo en que estuvo habitado el castro, sino que la hallada pertenece a un periodo en que habitaron en el llano; alcanza hasta el siglo III a. C. 
Por las tumbas se conoce que incineraban los cadáveres y las cenizas las guardaban en urnas junto a las que depositaban vasos pertenecientes a la actividad cotidiana, fíbulas, brazaletes, pinzas... con lo que se muestra su creencia en la vida posterior. Junto a los guerreros se depositaban sus armas inutilizadas, espadas, escudos, soliferros, falcatas...
Como los vetones no conocen la escritura ni la moneda, las inscripciones de las aras votivas están escritas en latín pero los nombres corresponden a personas de procedencia vettona. Respecto al posible nombre con que se conociese a este poblado en la antigüedad Fernando Fernández apuesta por situar en El Raso la Ebora clásica que otros autores sitúan en la actual Talavera, porque por el entorno de la población toledana no se puede hablar de defensas naturales; también apunta que en una de las aras el que la manda hacer tiene un nombre que apunta esta posibilidad, Eburenius. 
Es muy posible también que en los alrededores se asentase el llamado por los romanos Monte de Venus, en el que acampa Viriato en sus luchas contra los romanos; una razón muy similar es la que sirve para localizarlo en la zona; por la diferencia de altura y rocas escarpadas entre el monte de S. Vicente - donde la mayor parte de los historiadores sitúan el monte de Venus - y los que rodean al Raso, el entorno candeledano se presta más a un aprovechamiento para la defensa que el que rodea Talavera.
Las excavaciones que en el castro ha efectuado, a lo largo de una serie de veranos, el profesor Fernando Fernández Gómez nos sirven para conocer bastantes aspectos de la vida de los vettones en el valle del Tiétar y de su forma de entender la vida.

Ayuntamiento de Candeleda

jueves, 20 de agosto de 2020

Castro de El Castellar - Javier

El castro de El Castellar es uno de los poblados de la Edad del Bronce y del Hierro más interesantes de los que se pueden visitar en Navarra. Se encuentra a pocos kilómetros del Castillo de Javier. Entre las ruinas podemos ver restos de las viviendas y el derrumbe de la potente muralla que protegía el poblado prehistórico. Es además uno de los poblados prehistóricos más fáciles de visitar, ya que en sólo unos minutos desde el aparcamiento llegaremos hasta el castro. 

Wikiloc

lunes, 17 de agosto de 2020

Cueva del Niño - Ayna


El nombre de la cueva se debe a que los aldeanos la llamaban Cueva de los Niñotes, por los garabatos que alberga en su interior. Fue en 1970 que unos excursionistas se dieron cuenta de que lo que los vecinos llamaban dibujos de niños eran en realidad pinturas rupestres.
La cueva tiene una profundidad de sesenta metros. Está compuesta por dos salas divididas por columnas en las que podrás ver las pinturas rupestres del Paleolítico. La pintura principal se compone de ciervos de hasta setenta centímetros de altura, un caballo y dos cabras montesas. El segundo panel muestra de manera muy estilizada y elegante una cabra y un caballo. También encontraréis un enorme signo de doble trazado horizontal.
Según expertos, estas pinturas son de entre cien y ciento cincuenta siglos antes de nuestra era, del periodo de Paleolítico Superior. Diversas excavaciones han demostrado que también existieron allí pobladores durante el Neolítico. Los restos de cerámicas encontrados que se relacionan con este periodo están expuestos en el Museo de Albacete.

La excursión
Para visitar la Cueva del Niño es necesario reservar con varios días de antelación, ya que es imprescindible realizar la excursión con un guía especializado.
La ruta comienza en coche por la carretera, desde Ayna hasta una zona cercana a la cueva. El trayecto consta de dieciséis kilómetros por carretera más otros dos por pista forestal. Deberás dejar el vehículo en una zona indicada para ello y continuar el camino a pie. La ruta caminando tiene una duración aproximada de 45 minutos, aunque todo dependerá del ritmo que vaya marcando el grupo. El camino es un sendero de montaña.
La excursión completa dura alrededor de 4 horas. Como es una excursión organizada, no te tendrás que preocupar por perderte durante la ruta. Sin embargo, tendrás que ajustarte a los horarios y recomendaciones que vaya marcando el guía.
Es imprescindible que vayas con ropa cómoda y calzado deportivo especial para senderismo para evitar posibles lesiones en los pies. No olvides meter en la mochila una botella de agua, ya que no hay agua potable por el camino. Lleva también una linterna para poder ver las pinturas en el interior de la cueva. Si vas con niños, es aconsejable meter algo de comida por si les da hambre. De todos modos, no se recomienda ir con niños menores de 7 años, personas muy mayores o con problemas físicos.

Cerro de la Merced - Cabra

El Cerro de la Merced es un yacimiento de época íbera ubicado a unos 4 kilómetros del casco urbano del municipio cordobés de Cabra, España. Se trata de un recinto fortificado cuadrangular habitado desde el siglo V antes de Cristo y se le considera uno de los recintos ibéricos más relevantes de la Subbética. La zona correspondería a la conocida como Turdetania, muy cerca del límite con la Bastetania y se encontraría en una ruta comarcal entre Ipolcobulcula (Carcabuey) y Licabrum (Cabra).

Historia
Las primeras evidencias de presencia humana datan del Neolítico y la Edad del Bronce, aunque la primera edificación corresponde a los siglos V y VI antes de Cristo, probablemente un santuario íbero. Aunque no quedan restos al completo de esta primera construcción, sí que se conservan bloques de piedra tallada policromadas. La visión desde la cima no es especialmente relevante; no obstante, se puede observar el cerro desde diversos puntos lejanos, por lo que se habría creado para ver visto.
Sin embargo, la mayor parte de las evidencias arqueológicas corresponden a los siglos III y II antes de Cristo, cuando se forró y cubrió el antiguo edificio y se construyó encima un palacio aristocrático íbero. Se levantó un segundo piso y se construyó una azotea, así como una terraza de diez metros de diámetro, que daba la bienvenida a través de una escalinata de acceso. Cuando la República romana ya había entrado en la península ibérica y fundado ciudades como Corduba, todavía había pequeños grupos locales y regionales de príncipes y nobles íberos en el interior de la Subbética como los del Cerro de la Merced. Estos espacios aristocráticos van a sucumbir poco tiempo después al dominio romano, ya que el Cerro de la Merced fue finalmente saqueado, abandonado y derruido. Asimismo, existe constancia de un breve periodo de residencia durante el Emirato de Córdoba.
Numerosos saqueos se produjeron desde entonces en el yacimiento, siendo especialmente relevante el ocurrido a mediados del siglo XVII, atestiguado por una zanja que cruza el complejo y por los vidrios y una moneda del reinado de Felipe IV encontrados de esa época.

Excavaciones
El lugar del yacimiento se conocía desde antaño. La primera mención data del 1836 por el historiador egabrense Manuel de la Corte en su Memorias del municipio igabrense, mientras que se tienen datos más precisos a partir de 1970 cuando Juan Bernier y Javier Fortea lo incluyen en su catálogo Recintos y fortificaciones ibéricos en la Bética y, además, denuncian una serie de expolios ilegales en el lugar, por los que se perdió un gran patrimonio.
En 2006 se cerró la compra de los terrenos por parte del Ayuntamiento de Cabra para su municipalización y puesta en valor. En 2012 comenzaron las primeras campañas de excavación, financiadas por el Ayuntamiento y dirigidas por el catedrático de Arqueología Fernando Quesada Sanz de la Universidad Autónoma de Madrid. Estas excavaciones se encuentran enmarcadas dentro del Proyecto de Investigación de Excelencia del MINECO (Ministerio de Economía y Competitividad). Los resultados fueron excelentes, ya que se han atestigado grandes muros que alcanzan incluso cuatro metros de grosor, algo inusual en las murallas ibéricas e incluso romanas y se ha confirmado con casi total seguridad que el espacio albergaría dos plantas. En el plano comercial se han encontrado ánforas dedicadas a almacenar principalmente aceite y grano, molinos harineros, pesas de telar y fusayolas; mientras que en el plano militar se han podido atestiguar puntas de lanza, una manilla de escudo (encontrado dentro del propio muro) y fíbulas.
Entre octubre y noviembre de 2019 se instaló una carpa protectora necesaria antes de su futura apertura al público, que se prevee en 2021.

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domingo, 16 de agosto de 2020

Moleta dels Frares - Forcall

La Ciudad Amurallada Ibero Romana"Moleta Dels Frares", en Forcall, comarca de Los Puertos de Morella, en la provincia de Castellón, es una ciudad amurallada del periodo íbero-romano en la cual se asentaron los primeros pobladores de la zona. Está declarada Bien de Interés Cultural, presentando anotación ministerial número: R-I-51-0010180, y fecha de anotación 21 de enero de 1991.
Se localiza en la Moleta dels Frares, en un lugar de difícil accesibilidad. Se encuentra en una estrecha y larga meseta que está a unos 900 metros de altitud, con paredes perpendiculares que la convierten en una fortaleza natural. Es considerado uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes de la provincia de Castellón, probablemente la "Res Publica Lesserensis" de Ptolomeo, núcleo de población íbero-romano estratégico en las comunicaciones entre el Mediterráneo y el Valle del Ebro.


Historia
Como ha ocurrido en muchos otros yacimientos arqueológicos, su descubrimiento fue totalmente fortuito. Su descubrimiento sucedió en 1876, y fue protagonizado por el propietario del terreno, don Vicente Molinos, y por Nicolás Ferrer Julve, miembro fundador de la Sociedad Arqueológica Valenciana. En un primer momento pensaban que podía tratarse de Bisgargis, la antigua capital de los ilercavones citada por Ptolomeo, pero esta teoría fue rechazada al no conseguir documentación que la acreditase. Fue más tarde, tras estudios realizados en fragmentos de losas y placas votivas cuando empezó a considerarse que el yacimiento se trataba con toda probabilidad de una ciudad romana que aquí existió y que se identificó con el nombre de Lessera.
Las diferentes investigaciones que se han llevado a cabo permiten considerar que la zona estuvo habitada desde la Edad de Hierro hasta la Baja Romanidad. Los restos encontrados permiten deducir la importancia que en época romana debió tener este asentamiento, que puede considerarse como un importante núcleo de población, y más teniendo en cuenta la situación estratégica en las comunicaciones entre el Mediterráneo y el Valle del Ebro.
En 1960 se llevaron a cabo las primeras excavaciones arqueológicas a cargo de Domingo Fletcher, que era en ese momento el director de los Servicios de Investigaciones Prehistóricas de la Diputación Provincial de Valencia, y de Enrique Plá, que fue subdirector. En esta primera campaña se consiguió identificar los restos con una ciudad ibero-romana, que podría datarse entre finales de la República Romana hasta el Siglo IV a. C., y que debía erigirse sobre los restos de un asentamiento anterior de la edad de bronce.
Últimamente se han retomado las excavaciones dirigidas por la Universidad de Valencia que han llevado a nuevas teorías que indican a que la ciudad tuvo su época de esplendor en el siglo I, después de que Augusto le diera estatus de municipio romano.
Como consecuencia del paso del tiempo y por los sucesivos expolios y a los actos vándalos a los que se ha visto expuesta, los restos del asentamiento están en un deplorable estado de conservación. Pese a ello aún es posible distinguir algún lienzo de la muralla que fortificaba el núcleo poblacional.

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El Acequión

La zona A es una pequeña isla en el interior de laguna de "Acequión" ocupada en su totalidad por un poblado paracircular de la Edad de Bronce, construido a base de doble muralla pseudoconcéntrica y construcciones secundarias al interior, de distinta tipología.
El Acequión es una zona arqueológica, situada a |14,5 kms al oeste de la ciudad de Albacete; está constituida por distintas unidades individualizadas y funcionalmente diferenciables; zona A -poblado de le Edad del Bronce-; zona B -yacimiento Ibérico-; zona C - necrópolis ibérica-. De las tres zonas tan sólo se ha excavado en parte la corraspondiente al poblado de la Edad del Bronce.
La zona B se trata de un amplio espacio inmediato al borde meridional de la laguna donde se han detectado una abundante serie de restos de tipología ibérica con construcciones rectangulares con alguna de planta circular y varias decenas de pequeños túmulos alineados.
La zona C está situada junto al borde de la laguna pero en la ribera meridional y en ella se han encontrado restos de una necrópolis ibérica en urnas.
Este yacimiento es un exponente más de lo que se ha denominado "La Cultura de las Motillas"establecimientos humanos ubicados en pequeñas elevaciones en medio de extensas llanuras manchegas.

Cueva de Els Trocs

La revista 'Nature', en sus 'Scientific Reports', publicaba un estudio realizado a partir de las campañas de excavación llevadas a cabo en la cueva de Els Trocs (San Feliu de Veri/Bisaurri, Huesca) entre 2009 y 2019, y según el cual en la citada cueva tuvo lugar una matanza violenta hace 7300 años, en la que murieron al menos cinco adultos y cuatro niños. Una matanza en la que se empleó una violencia y ensañamiento inusitados, y en la que los golpes y heridas no acabaron ni con la muerte de las víctimas. El estudio se basa en los restos humanos encontrados en los 50 metros cuadrados excavados en el yacimiento arqueológico y que pertenecen al menos a dos docenas de individuos..
El estudio se ha realizado bajo la dirección del profesor Manuel Rojo, de la Universidad de Valladolid, y de José Ignacio Royo, arqueólogo del Gobierno de Aragón, y las investigaciones antropológicas son fruto de una cooperación con las universidades de Krems (Austria), Basilea (Suiza), UAM y el Incipit del CSIC. Los nueve  individuos (5 adultos y 4 niños) en los que se ha centrado el estudio publicado en 'Nature' se adscriben por cronología y estratigrafía al horizonte más antiguo de la cueva, hace unos 7300 años. El resto de individuos hallados hasta ahora en la cueva es de momentos posteriores y claramente más recientes.
El estudio del genoma de las víctimas de la matanza indica que dos de ellos (un varón de unos 30 años y un niño de unos 6) son padre e hijo. Los otros tres niños tienen madres diferentes, cuyos genomas no se han detectado en el resto de huesos. A los investigadores les ha sorprendido el alto grado de fragmentación de los restos óseos y su enorme dispersión por la cueva. También las evidencias de una extrema violencia, incluso 'post mortem'.
Así por ejemplo, cuatro de los cinco adultos muestran heridas similares de impactos de flecha en el cráneo que, con mucha probabilidad, fueron los causantes de su muerte. Además, todos los individuos, tanto adultos como infantiles, presentan numerosas lesiones por objetos contundentes en el cráneo y otros huesos (especialmente los largos), que también pudieran haber provocado su muerte.
Para José Ignacio Royo (él y Héctor Arcusa son los especialistas aragoneses que participan en la investigación), la reconstrucción de los hechos permite varias hipótesis. "No nos atrevemos a decir que se trató de una matanza ritual -señala-. Parece que fueron heridos con flechas en las inmediaciones de la cueva, y que posteriormente fueron introducidos en ella, donde continuaron los golpes y las heridas incluso después de muertos". La violencia de estas agresiones lleva a Manuel Rojo a calificarlas como una "segunda ejecución". "Un frenesí asesino -añade Royo-. Es como si, además de quitarles la vida, hubieran querido eliminar hasta su recuerdo". Señales encontradas en los huesos de las víctimas llevaron a los investigadores hace años a pensar incluso en posibles actos de canibalismo, algo que ahora descartan.
Siguiendo en el terreno de las hipótesis, apuntan que en el trasfondo de la matanza "podría haber existido una cuestión de disputas territoriales o de robo de ganado o de mujeres, disputas que se intensificaron hasta desembocar en el ensañamiento hacia las víctimas. El alto potencial de violencia de los autores y el curso de la masacre así lo sugieren".
Según los datos genéticos obtenidos, las víctimas forman parte del elenco poblacional que desde el Oriente Medio aportan los primeros inmigrantes neolíticos, que se extendieron por toda Europa desde hace 10.000 años. Los perpetradores de la masacre, por su parte, podrían haber sido cazadores-recolectores locales que se sintieron perturbados por las actividades de los pastores neolíticos en su territorio, o bien podrían haber sido grupos agroganaderos rivales, con los que se habrían intensificado las disputas.
La constatación científica de que los ocupantes de la cueva de Els Trocs eran pastores trashumantes sugiere que, con toda probabilidad, el resto de parientes de las víctimas, esto es, los adultos más jóvenes, y los adolescentes, se encontraban en otro lugar en el momento de la masacre, "con toda probabilidad en las tierras bajas del valle del Ebro, donde cultivarían los campos que les suministraban cereales (trigo y cebada), presentes  también en la cueva, y donde toda la comunidad viviría durante los meses de invierno.
Las investigaciones arqueológicas en la cueva de Els Trocs, en las que participa un amplio equipo de especialistas, cuentan con el apoyo del Gobierno de Aragón, la Diputación de Huesca, la Universidad de Krems (Austria), el MICCIN (La Memoria del Camino I y II) el proyecto AGRIWESMED del Laboratorio de Arqueobiología del CSIC (Madrid), la Asociación Trashumancia y Naturaleza y la Universidad de Valladolid.
Según asegura José Ignacio Royo, el equipo de investigación ha decidido suspender de momento las excavaciones arqueológicas. "El volumen de información que nos está dando el yacimiento es enorme -asegura-, y creeomos que ha llegado el momento de hacer balance y estudiar lo que hemos ido encontrando. Hay que tener en cuenta que en cada campaña de excavación sacamos entre 5.000 y 7.000 fragmentos de cerámica, que tenemos ya la mayor colección de huesos de animales del Holoceno de toda Europa... Excavar por excavar no nos lleva a nada. La cueva está bien protegida y creemos que ha llegado el momento de parar un poco y analizar lo que hemos encontrado

El Heraldo

jueves, 13 de agosto de 2020

Cerro Miguelico - Torre del Campo


■ Situado junto al núcleo poblacional de Torredelcampo, ofrece un completo dominio de toda la campiña.
■ Cerro Miguelico alberga importantes vestigios históricos de los primeros asentamientos de la zona.
■ Actualmente se conserva parte de la muralla ciclópea del Oppidum Ibérico fundado en el siglo VI a.C.
■ De la ocupación visigoda -entorno a los siglos VI y VII- se conserva una necrópolis que cuenta con unas 20 sepulturas -de distintos tamaños- excavadas en roca. También cuenta con varias sepulturas correspondientes a la ocupación islámica -de los siglos VIII al IX-, distinguiéndose por la orientación de las mismas.
■ El cerro está actualmente acondicionado como zona de esparcimiento, contando con merenderos y un maravilloso entorno natural que hacen de él un lugar ideal para pasar un día de campo.

miércoles, 12 de agosto de 2020

Yacimiento del Alto de la Cruz de Cortes

El yacimiento del Alto de la Cruz de Cortes de Navarra se descubrió casualmente en 1947. El primer director de la investigación fue don Blas Taracena, que aplicando con el máximo rigor la metodología estratigráfica entonces poco conocida en España, pudo descubrir que se trataba de un yacimiento de gran interés para el conocimiento de la implantación de la metalurgia del hierro en el Occidente europeo. A partir de 1953 se hizo cargo de la dirección de los trabajos don Juan Maluquer de Motes. Los primeros resultados fueron presentados al IV Congreso Internacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas en Madrid, en 1954 y, posteriormente al V Congreso celebrado en Hamburgo en 1958. La amplia secuencia estratigráfica que abarca desde la Edad del Bronce avanzado, hasta la Primera Edad del Hierro, han hecho del yacimiento de Cortes de Navarra referencia obligada en los estudios de la prehistoria europea.

Ayuntamiento de Cortes

Poblado de los Morrones - Cortes de Arenoso


En el término de Cortes de Arenoso, municipio del Alt Millars situado a 75 kilómetros de Castellón, en torno a la Masía de los Morrones, existe una amplia zona arqueológica que muestra la continuidad de la ocupación en un periodo que abarca dos milenios. Tres son los espacios que han documentado los arqueólogos: Morrón Royo, Los Morrones y la masía de los Morrones.
Está considerado uno de los conjuntos construidos a mayor altura en esta comarca montañosa y muestra la importancia que la zona tuvo en el pasado. Los trabajos de excavación se han centrado principalmente en el poblado de los Morrones, cuya organización estructural no tiene parangón hasta la fecha. A partir de los estudios elaborados, se puede afirmar que su construcción comienza en el siglo VII a.n.e.
El poblado está compuesto por un asentamiento, una torre, dos lienzos de muralla y una torre auxiliar. Las excavaciones han sacado a la luz gran parte de las murallas y las estancias de diferente funcionalidad, así como hornos, hogares y pequeños depósitos de almacenamiento. Además, han sido recuperados numerosos objetos cerámicos, como vasijas, orzas, recipientes de distintos tamaños y funciones, así como metálicos (una alcotana1, cuchillos y colgantes, entre otros) y restos de animales que han resultado de gran valor para profundizar en la importancia del enclave.


Primeras prospecciones en los años 90
El yacimiento es conocido desde la década de los 90 del siglo XX, cuando empezaron las primeras prospecciones de la zona. Pero a partir del 2004, de su documentación se hizo cargo el Servicio de Investigaciones de Prehistoria y Arqueología de la Diputación Provincial, que inició un programa de estudio sistemático del territorio que permitió identificar y distinguir tres diferentes áreas arqueológicas, según la catalogación del material recogido.
El primero es el Morrón Royo, ubicado al sur de la masía sobre el último de los escarpes calizos que le dan nombre, pertenecientes a la era del Cenomaniense (hace aproximadamente 100 millones de años), con una amplia cronología que se inicia con una ocupación en la Edad del Bronce, una torre de la Edad del Hierro y, finalmente, su transformación en un poblado ibérico. Los Morrones, ubicado al norte del anterior sobre una pequeña superficie plana, ofrece el conjunto mejor conservado de estructuras a simple vista, con presencia de cerámicas de la Edad del Hierro. Finalmente, la Masía de los Morrones, donde los investigadores han encontrado cerámicas de época ibéricas, romanas e islámicas en los campos de cultivo que ahora permanecen improductivos.

Una construcción sólida y de referencia
Después de diez campañas de excavación en extensión en el área de los Morrones, el grupo de investigación pudo completar la delimitación de la planta del asentamiento que muestra unas características constructivas propias al adaptar las estructuras a la peculiar orografía del terreno. Destacan en el conjunto la torre y los dos lienzos de muralla que parten de los flancos este y oeste de la torre, cerrando por el norte el poblado. Cada tramo de muralla tiene un espesor de unos cinco metros y está compuesto de dos cuerpos rellenados de piedras. Su sólida construcción nos muestra la imagen de una impresionante construcción que debió de destacar en el territorio y situar al poblado como lugar central de referencia.
En el poblado de la Edad del Hierro destaca la presencia de una torre con dos lienzos de muralla cuyo espesor alcanza los cinco metros.
El conjunto de la Edad del Hierro se completa con la torre del Morrón Royo. Esta se construyó también en el siglo VII a.n.e. y funcionaría como complemento por el sur de la situada a la entrada del poblado, al norte. En el interior del espacio amurallado se levantan las estructuras de habitación y almacenamiento hasta un total de diez, además de varios espacios utilizados para desplazarse por el interior del poblado.

Estancias
Sabemos que el poblado estaba fortificado por la presencia de dos tramos de muralla, cuyas paredes se aprovecharon para adosar las primeras estructuras. Tiene como peculiaridad la utilización de la roca recortada para adaptar los muros. Las rocas sedimentarias marinas que componen el puntal sobre el que se asienta el poblado son fáciles de trabajar, por ello los puntos que sobresalen en demasía se readaptan para aprovechar al máximo el espacio constructivo interno.
Las estancias están organizadas en tres grupos principales. El primero de ellos está ubicado en el área este. Son cuatro espacios de tamaños y estructuras diferentes. Dos tienen forma rectangular, uno cuadrangular y el cuarto está muy afectado por procesos erosivos de la ladera. En ellos se han localizado elementos domésticos que indican una utilización como vivienda: todas ellas presentan un poyo (banco de piedra adosado a una pared), un hogar y agujeros de palo para la sustentación de los techos, así como para otros elementos de la vida cotidiana o de partición del espacio interno. Destaca en la habitación 3 la presencia de un pequeño horno doméstico que conserva parte de su cúpula, así como una troja (especie de alforja o talega) en la que se encontraron abundantes restos de semillas carbonizadas.
El hallazgo de utensilios y materiales es muy amplio y diverso: cerámicas, piezas de bronce y hierro, y restos de fauna y vegetales.
El segundo grupo se sitúa en el centro del poblado a un nivel más alto que las anteriores estructuras. Son cuatro estancias, tres de ellas de forma cuadrangular, mientras que la cuarta es rectangular. Esta última presenta similares características domésticas que las anteriores, con hogar central y agujero de poste. Las otras tres no tienen ninguno de estos elementos por lo que podrían estar dedicadas al almacenamiento. Finalmente, en el área oeste se delimitan dos estancias más adosadas a la muralla que también presentan elementos domésticos, si bien su conservación está afectada por labores agrícolas desarrolladas en tiempos históricos.
Los trabajos en torno a la masía de Los Morrones de Cortes de Arenoso han localizado tres áreas de ocupación diferenciadas con materiales que van desde la Edad del Bronce a la romanización.
Los tres grupos de estancias están conectados entre sí por pasillos estrechos, escaleras adaptadas a los desniveles de la roca y un espacio abierto en el que también se detectó la presencia de agujeros de poste. Todos ellos nos dan una idea de la complejidad del conjunto que, sin llegar a tener características urbanas, tal y como se entiende en la época ibérica, muestra una intencionalidad en el ordenamiento interno.
El conjunto de materiales más voluminoso se localizó en la habitación 1. Los materiales hallados, 52 piezas aproximadamente, se concentraban en dos puntos diferentes. La mayoría eran contenedores para el almacenamiento y orzas de distintos tamaños. Además, hay que señalar también la presencia de una alcotana3 de hierro muy bien conservada y dos fragmentos de cuchillo de hierro, un colgante en bronce y un mango hecho sobre cuerna de ciervo. La distribución del material se concentra mayormente en dos espacios bien definidos: uno situado al oeste en el que únicamente se han encontrado recipientes relacionados con el almacenamiento, de diversos tamaños y acompañados de pequeños recipientes que podrían servir como elementos de medida, y otro al este, con recipientes que parecen pertenecer a la vajilla de servicio de mesa.

Abundantes semillas de trigo
En la habitación 3 se recuperó un voluminoso conjunto de semillas carbonizadas que, tras su análisis, se catalogaron como Triticum dicoccum, conocido como farro, una especie de trigo antiguo que crece bien en terrenos pobres en nutrientes y es particularmente resistente al frío. Las semillas encontradas permiten suponer que los pobladores practicaban una agricultura cerealística en los campos de alrededor de la masía. La fauna señala, por su parte, una explotación doméstica del ganado en la que predominaron las ovejas, los bueyes, los cerdos y, en menor medida, los caballos. Además, a través de los análisis de restos de carbón se han podido identificar los diferentes árboles que se emplearon en la construcción de las vigas, estantes o escaleras, utilizando, por supuesto, madera extraída de zona cercana al yacimiento: roble-quejigo, pino y carrasca-coscoja.
El enclave de la Edad del Hierro, cuyos habitantes practicaban una agricultura cerealística y explotaban ganado, fue abandonado abruptamente.

Fragmentos antropológicos
Destaca la presencia de restos humanos en diferentes habitaciones: cinco fragmentos de cráneo de un adulto en el interior de la habitación 2, once falanges y cuatro metacarpos de una mano derecha de adulto en la habitación 1 y una mandíbula en la habitación 18. Estos sorprendentes hallazgos plantean como hipótesis de trabajo al equipo de investigación el abandono forzado del poblado si bien, excepto en una habitación en la que se documentó un incendio previo a su derrumbe, ninguna de las otras estancias presenta indicios semejantes.

Castellón Arqueológico

Abrigo del Cubular - Valderredible


El abrigo del Cubular se encuentra situado en un farallón de areniscas wealdenses, en un medio rural en Ruanales, en el municipio de Valderredible (Cantabria, España), todavía bastante conservado, donde se desarrollan actividades agropecuarias propias de la zona. Esto confiere al paraje unos singulares valores naturales y paisajísticos que potencian su conservación, contemplación y estudio.
El conjunto artístico del Cubular está formado por varias manifestaciones rupestres: esquematizaciones antropomorfas y motivos geométricos complejos. Sobre las paredes se utiliza la técnica de la pintura, tanto en rojo como en negro. Además en un bloque se registran numerosos grabados. Las pinturas se disponen sirviéndose de los espacios generados por la erosión de la roca soporte a diversas alturas.

martes, 11 de agosto de 2020

Yacimientos de Ambrona y Torralba


Los yacimientos de Ambrona y Torralba son los más relevantes del Paleolítico Inferior de la Península Ibérica.
Las excavaciones descubrieron restos de una abundante fauna de mamíferos (toros, caballos y otros), destacando un tipo de elefante de defensas rectas (elephas antiquus) de hace 300.000 años cuyos fósiles se muestran en el Museo de Ambrona.
Los grupos humanos que vivieron en estas tierras eran seminómadas, y habitaban en cuevas o al aire libre. Su vida se basaba en la caza de animales y la recolección de productos silvestres.

Dólmen de San Gregorio - Almarza


El dolmen de San Gregorio está situado en la confluencia de los ríos Zarranzano y de los Royos, en Almarza, ocupando un terreno llano, con amplio dominio visual sobre el contorno. El megalito constituye un interesante ejemplo del fenómeno dolménico en la provincia de Soria.
El monumento presenta una estructura perfectamente consolidada, con un túmulo circular de unos 25 metros de diámetro y 1,5 metros de altura, con estructura megalítica circular, formada por cinco ortostatos (grandes bloques de piedra colocados verticalmente), de los que dos sobresalen 1 metro
sobre la superficie del túmulo.
No parece presentar corredor, y sobre el recinto cameral se observa una laja inclinada en el centro, que pudiera formar parte del desplome de la cubierta.
Su datación podría situarse en torno a la segunda mitad del cuarto milenio, dentro del período Neolítico.

domingo, 9 de agosto de 2020

Ceca de Sekobirikes

Sekobirikes es el nombre de una ceca celtíbera asociada tradicionalmente al antiguo municipium romano de Segóbriga cuyos restos están situados en el actual municipio de Saelices, en la provincia de Cuenca. 
Como en todas las ciudades del Imperio Romano, la vida económica y las transacciones diarias de Segobriga estuvieron presididas por el uso de la moneda. Coincidiendo con el auge y dinamismo económico del emplazamiento, empezó a acuñar su propia moneda a mediados del siglo I a.C., con Julio César en el poder. El período de producción de monedas terminaría al mismo tiempo que en el resto de ciudades hispanas (salvo Ebusus), con Calígula en el poder.
Durante estos cerca de 70 años se acuñaron en Segobriga cinco series de monedas en cobre puro y bronce. Antes de convertirse en municipium acuñaba ases con leyenda latina; y una vez convertida en municipium (Ca. 12 a. C.) acuñó ases, semises y cuadrantes, con los bustos de Augusto, Tiberio o Calígula en el anverso (dependiendo de quien fuera el emperador en ese momento) primero con el jinete lancero (en los ases); palma y toro (en los cuadrantes); y finalmente, ya totalmente romanizada, solo acuñaba con la corona de hojas de roble rodeando el nombre de la ciudad (en los reversos).

Wikipedia

viernes, 7 de agosto de 2020

La Peña de Estebanvela - Segovia

El de la Peña de Estebanvela, descubierto en 1992, es el único yacimiento conocido del Paleolítico Superior de la provincia de Segovia. Se encuentra en un abrigo de roca caliza en un enclave situado a un kilómetro del municipio de Estebanvela.
En 1999 comenzaron las excavaciones hasta su finalización en el 2009, donde se encontraron restos de mamíferos, piezas de arte mueble (destacando dos piezas que representan caballos salvajes y el resto corresponden a arte  simbólico), adornos y diversas herramientas fabricadas en piedra y hueso.
En el año 2006 se inauguró el Centro de Interpretación de la Peña de Estebanvela en el que se podía conocer de primera mano el trabajo de los arqueólogos que han pasado por el yacimiento; se podían encontrar reproducciones de los materiales y del arte mueble hallado en el yacimiento, así como una representación de los clanes familiares.
En la actualidad, tanto el Centro de Interpretación como el Yacimiento se encuentran cerrados al público general.

Verraco de Lumbrales

Tipo de verraco: Cerdo. 
Medidas aproximadas: 127x52x40 cm.
¿Dónde está?: Está en la plaza del Mercado, junto a la carretera.
Procedencia: Hallado a 45 m de la entrada principal del castro de Las Merchanas. 
Observaciones: Está muy desbastada y carece de hocico y extremidades.

Poblado ibérico El Cogulló

El poblado ibérico El Cogulló está situado sobre un pequeño montículo que controla el rio Llobregat a su paso por la región. El poblado fue ocupado desde finales de la Edad del Bronce hasta el siglo I aC.
El Cogulló es un yacimiento de 5.000 metros cuadrados de superficie de la que se ha excavado aproximadamente una cuarta parte. Destacan sus murallas defensivas de más de 130 metros de longitud y sus torres de vigilancia adosadas.
El yacimiento es el recinto excavado de mayor dimensión de la tribu de los "lacetanos" que controlaban los pasos del río Llobregat desde el mar a los Pirineos y desde las tierras de Lleida a Girona.
Forma parte de la ruta temática local "Ruta dels Ibers"
Visitas guiadas bajo cita previa

martes, 4 de agosto de 2020

Poblado del Puig de la Nau - Benicarló


El yacimiento arqueológico de El Puig de la Nau está datado a principios del siglo VII a.C. como un pequeño poblado de cabañas del Bronce final que después se transformaría en un asentamiento de casas de planta rectangular perteneciente al Hierro antiguo. Destaca de esta etapa el hallazgo de indicios de las primeras importaciones fenicias, siendo uno de los primeros yacimientos en los que se han detectado de la costa septentrional peninsular mediterránea.
Ya en el siglo VI a.C. es ocupado por una población íbera y la etapa más importante que se puede observar corresponde al siglo V a.C. En el yacimiento se ha encontrado abundante material de una población del ibérico pleno: cerámica, mucha de ella importada y diverso material de bronce, hierro, plata y oro.
En el poblado del Puig de la Nau, conformado por una arquitectura claramente defensiva, destacan los restos de su muralla interior, de una torre semicircular y evidencias de otras dos, de dos antemurallas y de una de las puertas que daría acceso a la población, por lo que se trata de un yacimiento muy peculiar y en un estado de conservación prácticamente único.
En su interior, 38 recintos con muros de dos metros en muchos lugares se distribuyen en 8 calles excavadas hasta ahora, y componen viviendas y otros edificios de diversa funcionalidad, como talleres y almacenes. Se conservan en muy buen estado ya que se construyeron en toda su primera altura en piedra. Cabe destacar que El Puig de la Nau es el primer asentamiento donde se ha identificado la construcción a dos plantas, si bien al estar la superior hecha con adobe no se ha preservado.
El edificio más destacado por su tamaño es el que se encuentra junto a la muralla y la puerta de entrada, en la parte más alta del poblado, por lo que posiblemente sería la residencia de la persona principal de la comunidad.


El entorno de aquellos pobladores se ha reconstruido a partir de los restos de huesos de animales, de semillas, leñas y polen. El bosque más próximo estaría formado por carrascas, pinos y árboles de ribera, junto al barranco donde tendrían pequeñas huertas. En el resto del territorio cultivarían cereales y algunos frutales. Ciervos, zorros, perdices o liebres serían la fauna más abundante.
La necrópolis, al igual que en otros asentamientos íberos, se encontraba en el llano, al pie del monte donde se asienta la población y de ella se han extraído catorce tumbas. Se interpreta que su ritual funerario sería la cremación y que los restos se depositaban en una urna, enterrada en un simple hoyo junto con objetos personales del fallecido, símbolo de su posición social.
A lo largo de las excavaciones se han hallado también restos de varios tipos de rituales: tumbas de neonatos bajo el pavimento de edificios, depósitos de huesos de animales quizás sacrificados, y restos de huesos de personas adultas que parece que estaban exhibidas en la calle.
El poblado se abandona en el primer cuarto del siglo IV a.C. sin mediar ningún conflicto por lo que se supone que fue motivado por la sobreexplotación de los recursos del entorno ya que el asentamiento basaba su economía en la agricultura y el comercio de los productos obtenidos.
El Puig de la Nau comenzó a excavarse en el año 1974 para salvaguardarlo de posibles destrozos por la reanudación de actividad de una cantera que ya anteriormente destruyó, al menos, dos terceras parte del poblado, por lo que actualmente solo quedan poco más de 2.000 metros cuadrados de superficie.
Actualmente el poblado de El Puig de la Nau se ha consolidado para abrirlo al público y ofrecer un recurso cultural de primer orden en el entorno turístico de Benicarló.

Castellón en Ruta

Ídolo de Ruanales


El llamado Ídolo de Ruanales se localiza en el lugar de El Redular, en los alrededores de El Barriuco (Ruanales), del municipio de Valderredible (Cantabria, España), en un afloramiento de areniscas wealdenses que integran un amplio friso.
Se trata de una figura alargada, abierta en su base, que se estrecha en dirección arriba, cerrándose con una línea curva. Está ejecutada con un surco profundo.
El grabado principal, el llamado Ídolo de Ruanales, se encuentra a unos 110 cm del suelo, en una pared de unos 170 centímetros de altura y 78 de anchura en la base.

Referencias
Este artículo es una obra derivada de la disposición relativa al proceso de declaración o incoación de un bien cultural o natural publicada en el BOE n.º 276 el 16 de noviembre de 2004 (texto), texto que está libre de restricciones conocidas en virtud del derecho de autor de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de Propiedad Intelectual española.

Wikipedia

Castro de Penadominga

Después de permanecer durante mucho tiempo oculto por la maleza, el castro de Penadominga vuelve a ser visible al haber sido desbrozado por un campamento juvenil de trabajo y se reafirma como uno de los lugares de mayor interés arqueológico del municipio de Quiroga. Según explica el arqueólogo Iván Álvarez Merayo, que dirigió los trabajos de desbroce, el antiguo asentamiento cuenta con un importante sistema defensivo formado por cuatro fosos. Ahora también se puede apreciar que el monte donde se encuentra sufrió una gran alteración cuando se levantaron las estructuras constructivas del castro, lo que sucedió posiblemente entre los siglos IV y V de la era actual.
Al ser retirada la maleza que cubría el castro -apunta asimismo el arqueólogo- se puede ver que el terreno fue excavado, aterrazado y rellenado con tierra y escombros a fin de acondicionar las superficies de ocupación y darles una forma aplanada. Sin embargo, estas terrazas acabaron por derruirse en gran parte con el paso del tiempo -después de que el castro quedase abandonado- al desplomarse los muros de piedra que las sujetaban. Álvarez Merayo indica también que estas terrazas, situadas a diferentes alturas, estaban conectadas por rampas, de una manera similar a la del castro de Vilamor, situado en el municipio de Folgoso do Courel. «De feito, o castro de Penadominga é moi parecido a outros castros que hai na comarca, nos concellos de Quiroga e Folgoso», agrega.

Áreas de habitación
El arqueólogo señala también que al derrumbarse los muros y los rellenos de las terrazas desapareció gran parte de las zonas del castro donde se encontraban supuestamente las viviendas y otras construcciones que debieron de formar el asentamiento. Lo que queda ahora del área habitada es básicamente la croa o recinto central, con una superficie que «non se ve moi xenerosa», según opina Iván Álvarez. En el lugar se pueden ver por otra parte algunos vestigios de antiguas cabañas.
Según todos los indicios, las estructuras constructivas del castro que se pueden apreciar en la actualidad -una vez despojadas de la vegetación que las cubría-, pertenecen a la época romana, pero el arqueólogo no descarta que el lugar ya estuviese habitado en períodos anteriores a la romanización. «Pero mentres non se fagan escavacións non se pode afirmar nada a ese respecto», agrega.
Por otra parte, Álvarez señala que los materiales y las técnicas constructivas del castro se corresponden cronológicamente con algunas piezas arqueológicas -hebillas metálicas de cinturones, monedas y fragmentos de cerámica- que están depositadas en Museo Provincial de Lugo desde la década de 1950 y que supuestamente proceden de este yacimiento. No obstante, puntualiza el arqueólogo, «tampouco é seguro que esas pezas procedan realmente de Penadominga, porque a persoa que as encontrou dixo que saíran deste sitio, pero tamén puido recollelas noutro lugar». Para confirmar esa procedencia sería necesario realizar excavaciones en el castro de Penadominga y encontrar otros materiales similares a los del museo lucense.
En la pasada década aún se podían ver algunos restos de antiguas construcciones en el castro de Penadominga. Desde entonces, la vegetación silvestre fue cubriendo toda la zona, de forma que ya no se podía apreciar prácticamente nada. El desbroce fue realizado por un grupo de voluntarios de un campo de trabajo organizado por el Ayuntamiento de Quiroga con el apoyo de la Xunta.
 Un poblado que sirvió seguramente para controlar una antigua ruta por el valle del Sil
La función que tuvo el castro de Penadominga todavía está por determinar. Iván Álvarez apunta que si se confirma que fue construido entre los siglos IV y V, pertenecería a una época en la que las explotaciones de minería aurífera de la comarca de Quiroga ya estaban abandonadas o bien se hallaban en la última etapa de su actividad. De ser así, difícilmente habría servido para controlar las rutas que llevaban a las minas, como otros castros del período romano existentes en el territorio. «Tamén pode ser que primeiro servise para controlar esas rutas e que despois tivese outra función», añade. En todo caso, el arqueólogo considera que el castro de Penadominga sirvió seguramente para controlar el paso por por el valle del Sil.

La Voz de Galicia