lunes, 7 de noviembre de 2022

Cueva de Aizpea


La cueva de Aizpea es más que cueva un abrigo rocoso junto al que pasan miles de coches cada año camino a la selva de Irati. No se percatan que atrás dejan el lugar donde apareció el esqueleto completo de la mujer más antigua de Navarra. Y es que en el abrigo de Aizpea aparecieron los restos de una mujer que murió hace casi 8.000 años, en el periodo epipaleolítico. Es el esqueleto femenino completo más antiguo y mejor conservado de la arqueología navarra. El esqueleto más antiguo de Navarra es el llamado hombre de Loizu, que fue encontrado en una cueva del municipio de Erro y que fue descubierto por el grupo espeleológico Sakon en el año 2017.

El abrigo de Aizpea se encuentra muy cerca del pueblo de Aribe, en el valle de Aezkoa. Desde el pueblo hay que tomar la carretera que lleva a Orbara y a la selva de Irati. A 700 metros del desvío que está en el centro del pueblo, y poco después de dejar a la izquierda el cruce que lleva a Aria, a la izquierda de la carretera está el abrigo rocoso donde apareció enterrada Irati. Hay sitio para dejar el coche junto a un panel informativo sobre la selva de Irati que está a la derecha de la carretera.

Prefiero llamar a esta mujer “Irati”. Es habitual dar nombre a fósiles humanos de especial relevancia, y sin duda, para Navarra, el cadáver encontrato en la Cueva de Aizpea lo es. Al fin y al cabo fue un ser humano como todos nosotros y no creo justo verla sólo como un montón de huesos. 

  

Cueva de Aizpea - Aribe El abrigo no tiene nada de particular. Está a los pies de una peña rocosa que cae sobre la orilla derecha del río Irati. De la ubicación del abrigo viene el nombre que doy a esta mujer prehistórica. Su vida debió transcurrir alrededor del río que pasa a pocos metros del abrigo que debió de servir de refugio a ella y a los suyos. Del río seguro que obtuvieron muchas veces peces con los que saciar el hambre.

Según los restos parece que murió joven. No es de extrañar en una época difícil, donde sólo el conseguir alimentarse era un trabajo ímprobo.

Los suyos la enterraron con respeto. Hasta incluyeron como ajuar funerario una sencilla espátula de hueso. Lo que nos habla de las austeras condiciones de vida en ese periodo de transición del Paleolítico al Neolítico.

A Irati, la mujer epipaleolítica, la podemos ver hoy en la sala de Prehistoria del Museo de Navarra. Está expuesta de la misma manera a como la encontraron enterrada en la cueva de Aizpea. En Navarra no han aparecido enterramientos tan antiguos tan bien conservados y completos. Sin duda, Irati era querida por los suyos. Le dieron un enterramiento cuidadoso y lo más probable es que estuvo sepultada en el abrigo mientras sus familiares todavía lo ocupaban como refugio junto al río. Todavía, aun muerta, formaba parte de la comunidad Hoy ese tiempo, esa vida, quedan muy lejos. Pero gracias a la arqueología tenemos el testimonio de la existencia y la muerte de esta mujer que habitó lo que mucho más adelante sería el suelo de Navarra.

No estaría de más que en la cueva de Aizpea se pusiera un cartel informativo sobre el yacimiento arqueológico. Seguro que los amantes de la Historia de Navarra lo agradecerían. 

Arqueología navarra 

martes, 1 de noviembre de 2022

Puntal dels Llops - Sierra Calderona


Fortaleza para la defensa y vigilancia del territorio edetano ocupada entre los siglos V y II antes de nuestra era.

Ubicada en las estribaciones meridionales de la Serra Calderona, fue la residencia de un aristócrata miembro de la élite guerrera ecuestre de Edeta, su familia y las gentes de ella dependientes. Destaca su impresionante muralla, la torre de vigilancia y un conjunto de habitaciones abiertas a una calle central que recorre longitudinalmente el asentamiento.

Además de las actividades militares, las excavaciones mostraron que en el poblado se llevaron a cabo actividades domésticas cotidianas tales como las relacionadas con la preparación de alimentos, con prácticas rituales y actividades agrarias, mineras y artesanales.

Desde el yacimiento se domina un extenso paisaje que alcanza todo el Camp del Túria, Horta de Valencia y el litoral. En las laderas del Puntal, ocupadas por un bosque mediterráneo muy bien conservado, aún encontramos restos de bancales y antiguos cultivos de olivos, vides, algarrobos e higueras.