viernes, 13 de marzo de 2020

Yacimiento de la Cava Garcinarro

Excavado en las rocas de un cerro dominante, protegido por un frente occidental de difícil acceso y con la Sierra de Altomira al fondo, quienes habitaron La Cava controlaban visualmente una de las principales vías de comunicación de la Península, la que unía el interior con la Submeseta sur. Sin embargo, este yacimiento multifásico de 12 hectáreas con origen en la Edad del Bronce (entre 2.500 y el 1.000 a.C.) y situado en el término de Garcinarro —localidad que junto con Jabalera y Marazulleque conforman el municipio Valle de Altomira— es aún el “gran desconocido” de la Alcarria conquense, como señala Miguel Ángel Valero, el arqueólogo director de las excavaciones que recientemente ha sido nombrado director de la Uned en Cuenca.
Y es que no fue hasta 2007, con la realización de las cartas arqueológicas a iniciativa del del Ayuntamiento y con apoyo del grupo de acción local CEDER Alcarria Conquense, cuando se iniciaron unos trabajos que, entre diciembre de 2013 y mayo de 2014, sacaron a la luz la acrópolis retallada en la roca de época íbera: tres estancias de unos 40 metros cuadrados, unidas por un pasillo con un parapeto en la parte de poniente que lo separaba del precipicio. Un edificio singular asociado al poder político, al atesoramiento de los excedentes y al culto heroico con una talla “prácticamente inalterada” y con objetos en óptimo estado de conservación datados en la Edad del Hierro (400-450 a.C.). Un siglo más tarde, esta construcción fue abandonada y no fue reutilizada hasta 6.000 años después, en época visigoda, como un lugar de recogimiento de los eremitas vinculados al cercano monasterio servitano de Cañaveruelas. Sin embargo, ya que no vaciaron el contenido de las estancias y dejaron todo el estrato de materiales in situ, estas han servido como una cápsula del tiempo.
Pero estos hallazgos fueron solo el principio. En una segunda fase de excavaciones en 2015, el equipo liderado por Valero halló estructuras pertenecientes a la Edad del Bronce y los restos de la muralla, lo que les ha permitido realizar los trámites para que próximamente el asentamiento sea declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por la Junta de Castilla-La Mancha pues, según la Ley de Patrimonio Histórico Español, cualquier elemento defensivo y edificio que tenga muralla puede ser incluido en esta figura jurídica que supone el grado de “máxima protección”. Además, constataron la reutilización del espacio en época ibérica con algunas disposiciones y casas que ya no están excavadas en la roca sino edificadas y también elementos de transformación en época visigoda. Y es ahora, durante la tercera intervención propiciada por el taller de empleo que la Administración autonómica ha concedido al consistorio de Valle de Altomira, cuando también han empezado a encontrar restos de época romana, confirmando su reutilización en las tres fases.
Conscientes ya todos de su relevancia y de las posibilidades que La Cava ofrece a la comarca, la Diputación de Cuenca lo ha incluido en las intervenciones de su nuevo ‘Plan de Rehabilitación, Conservación y Protección del Patrimonio’ de con la idea de construir un centro de recepción de visitantes y adecuar los accesos, aunque el Ayuntamiento del municipio ya inauguró un ‘Centro de Interpretación’ dentro de su ‘Museo de Historia’ en agosto del año pasado y ha acondicionado y señalizado la ruta de entrada que parte de la carretera CM-2000 en dirección Buendía, dada la creciente afluencia de visitantes. Este interesante recorrido comienza con un mapa en el paraje conocido como ‘Fuente del Pozo’ —donde se puede aparcar el coche y hacer una parada técnica en su merendero— y continua por la senda junto al arroyo en la que carteles explicativos explican los elementos naturales más destacados, como la roca con forma de cabeza de serpiente, las cuevas eremíticas, las cazoletas o el antiguo poblado medieval de Mohorte con sus tumbas antropomorfas.
Además, el próximo 1 de octubre, la visita al yacimiento formará parte de la ‘1ª Ruta Solidaria Cultural’ en vehículos todoterreno 4×4, quads y buggies organizada por los consistorios de Valle de Altomira y Buendía y cuya inscripción debe acompañarse de la entrega de un kilo de alimentos que serán donados íntegramente a las familias más necesitadas de la zona. Los participantes recorrerán en automóvil unos 68 kilómetros alternándolos con paradas para realizar visitas guiadas a los principales puntos de interés de ambos términos, entre ellos La Cava, cada vez menos desconocido.

Zascandileando

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