En el siglo XXI, de forma increíble dado que contamos en Castilla-La Mancha con una normativa regional específica y una Administración con competencias en la protección del Patrimonio Histórico y en la sanción a las actividades ilícitas relacionadas con el tema, volvió a quedar impune la destrucción en 2002 de una motilla a manos de un agricultor que quería instalar un pivot para riego, el cual encontraba en su recorrido la Motilla de la Máquina.
La Consejería de Cultura no abrió expediente sancionador por la vía administrativa con motivo de este suceso, ni tampoco se personó como acusación en el proceso penal abierto.
El resultado fue que la acción no tuvo consecuencias para su responsable, a pesar de que el arqueólogo contratado por el acusado constató los daños arqueológicos ante la Juez y los valoró en una fuerte suma de dinero.
(Primitiva Bueno)
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