miércoles, 24 de junio de 2015

Cámara funeraria de Arjona

La Cámara de Arjona es de mampostería con grandes sillares, planta rectangular y estuvo semienterrada. Desde su posición se abría un gran espacio circular demarcado por un foso, donde se realizaron los ritos funerarios en honor y memoria de quienes fueron allí enterrados. Entre ellos se ha documentado un ritual de libación -ceremonia religiosa que consistía en derramar vino u otro licor después de probarlo-, según informó la UJA. 
Al interior de la cámara funeraria se llegaba por el lado occidental a través de escalones. Enfrente se construyó una repisa sobre el suelo enlosado y en el lateral norte dos nichos a modo de cajas.
Del conjunto de materiales arqueológicos destacan siete cráteras áticas de figuras rojas del siglo IV a.c. y amortizadas en el rito de enterramiento, que conviven con un ánfora Dressel, los restos de un gran vaso de vidrio y un importante número de recipientes de cerámica ibérica pintada tardía.
También se han excavado los restos de un carro funerario de hierro y madera con apliques y adornos de bronce. De estos últimos elementos destacó Ruiz un hallazgo "excepcional": "Se trata de una cabeza de guerrero ibero que está siendo devorada o vomitada por un animal, seguramente un lobo, que recuerda por sus características las piezas también de carro, existentes en el Museo Arqueológico Nacional, procedentes de Cerro Maquiz en Mengíbar y hallados en el siglo XIX, sin descartar que se trate de un león".









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