martes, 22 de diciembre de 2020

El Colegio - Valdemoro


El yacimiento de “El Colegio” se encuentra dentro del casco urbano de Valdemoro, junto al colegio municipal que le da nombre. Está ubicado sobre un pequeño promontorio desde el que se controlaba el Arroyo de la Villa. A pesar de su reducido tamaño, este yacimiento ha proporcionado una compleja secuencia estratigráfica que testimonia el poblamiento del lugar desde el Calcolítico hasta época tardorromana.

Los contextos asociados a la ocupación Calcolítica se caracterizan por ser estructuras de tipo silo, excavadas en el subsuelo, con presencia de cerámica campaniforme de los tipos puntillado y Ciempozuelos.

Del Bronce Final se han documentado una serie de estructuras de forma circular excavadas en el terreno. En tres de estas estructuras tipo silo se documentaron restos humanos. 

La Primera Edad del Hierro aparece representada por un gran número de agujeros de poste que delimitan formas interpretadas como plantas de cabaña. Se han localizado tres. Son de forma alargada, con uno de los extremos curvos y en el caso de la estructura de mayor tamaño con una clara división del espacio interior que debe interpretarse como respuesta a la aparición de una mayor complejidad socioeconómica, motivada por la progresiva especialización de las actividades económicas de los pobladores. La presencia de tres hogares en el suelo de una cabaña alineados cerca de una de las paredes, frente a su ausencia en el resto de la habitación, podría insinuar usos diferenciados para estos espacios.  En este sentido, la localización de dos posibles hornos en las inmediaciones de las cabañas, de los que sólo uno conserva la solera, vendría a apoyar esta idea de espacios diferenciados dentro de una misma unidad habitacional.

En cuanto a los materiales documentados en estas cabañas, se encuadran en los habituales de la Primera Edad del Hierro de la región madrileña: cerámicas finas bruñidas negras o castañas con decoración de reticulados o cepillados, con ungulaciones (huella que deja la uña al presionarla sobre la arcilla aún fresca en el borde o el cuello) y mamelones (asas) con perforación horizontal que permiten datar esta fase del yacimiento en torno a la primera mitad del siglo VII y el siglo VI antes de Cristo.

A la fase de transición entre la Primera y la Segunda Edad del Hierro pertenecería una única estructura, muy dañada,  en la que se encontró un hogar y un silo. Estaba construida con un ligero zócalo de piedras pequeñas, recrecido de adobes y suelo de piedras. Los materiales asociados a esta estructura marcan una diferencia clave con los localizados en las estructuras anteriores, ya que junto a la presencia de cerámicas a mano se documentan algunos fragmentos de cerámica a torno del tipo “ibérico”, con decoraciones pintadas de bandas y semicírculos rojos.

Los vestigios más importantes correspondientes a la Segunda Edad del Hierro. Son dos habitaciones de planta  rectangular que conservaban zócalos de unos 50 centímetros de altura y parte del derrumbe de las paredes de adobe. Una de ellas conservaba un banco corrido adosado al muro. Los materiales no son muy abundantes, destacando dos contenedores de cerámica y una vasija de almacenaje de mayor tamaño. El único dato del que se dispone para valorar la cronología de esta fase procede de una fíbula anular hispánica de bronce que podría datarse en torno a los siglos IV-III antes de Cristo.

Tanto los elementos materiales documentados, molinos, hornos, fusayolas, como los análisis polínicos realizados, hablan de un asentamiento de pequeña entidad, probablemente de rango familiar, con una economía agropecuaria basada en el autoabastecimiento propio de una ocupación dispersa del territorio. 

El abandono del asentamiento, datado en torno a finales del siglo IV o el siglo III antes de Cristo, se realizó de forma gradual y pacífica, quizás relacionado con un cambio en las condiciones socioeconómicas de la región y asociado a procesos de concentración de la población y aumento de la complejidad social de los grupos que habitaban la Submeseta sur.

La intervención arqueológica se remonta a 2001, cuando tras una prospección superficial se realizaron 63 sondeos mecánicos de los que resultaron positivos los localizados al oeste y sur del colegio descubriéndose estructuras tipo “silo” y “fondo de cabaña”.

Comunidad de Madrid 

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