El Turuñuelo es hasta la fecha el edificio protohistórico mejor conservado del Mediterráneo occidental, pues subsisten sus dos plantas, con seis metros de altura, en adobe sobre cimientos, lo que lo convierte en un caso de estudio excepcional y complejo que "aporta una información arqueológica desconocida e inédita hasta el momento".
Presenta, además, una escalinata monumental que conecta el piso superior con el patio y ha permitido identificar un gran sacrifico de animales (hecatombe), entre los que destacan especialmente los 52 caballos en posición anatómica, es decir, con las partes del cuerpo donde corresponde, la primera manifestación de este tipo de ritual que se puede documentar en todo el Mediterráneo.
Esto ha permitido crear un equipo de zoo-arqueólogos que, a través de instituto de conservación de Valencia, adonde se han trasladado los esqueletos de los animales, podrá ofrecer una información muy valiosa, relacionada también con la evolución del caballo desde la prehistoria hasta la actualidad.
El proyecto "Construyendo Tarsesos" liderado por el director del Instituto Arqueológico de Mérida, del CSIC, Sebastián Celestino, que excava el Turuñuelo junto a la también arqueóloga, Esther Rodríguez, recibió por unanimidad el pasado 26 de noviembre el primer Premio Nacional de Arqueología y Paleontología de la Fundación Palarq, dotado con 80.000 euros.
La importancia del hallazgo ha conllevado que las principales universidades españolas como la Complutense y la Autónoma de Madrid, las de Barcelona, Valencia o Sevilla, hayan colaborado en la restauración y en la investigación del material encontrado, que "ha ido muy rápido para el poco tiempo que llevamos", ha dicho Sebastián Celestino.
El yacimiento cuenta ya con una cubierta para facilitar los trabajos de excavación, independientemente de las condiciones meteorológicas, y la Junta de Extremadura está en estos momentos adquiriendo los terrenos en los que se ubica, mediante los procesos de expropiación que se llevan a cabo.
Entre otros importantes hallazgos que ofrece el Turuñuelo, Celestino ha señalado los pies de una escultura griega de mármol, de la que se espera que aparezca también el cuerpo en sucesivas excavaciones y que confirmaría la existencia de referentes griegos en la península antes de la civilización romana.
También un cuerpo humano que apareció el día de San Desiderio "en un magnífico estado de conservación" y que ha sido bautizado con ese nombre supone otro de los descubrimientos significativos del yacimiento, ya que entonces las personas eran incineradas no inhumadas, por lo que puede ofrecer muchísima información tras estar siendo investigado en distintos centros europeos.
El yacimiento Casas del Turuñuelo, según este arqueólogo, confirma que cuando la cultura tartésica decae en el Guadalquivir se traslada al valle del Guadiana, donde se perfecciona y vive un momento álgido, con un cambio en el sistema comercial que pasa de los fenicios a los griegos y que termina con la llegada de los pueblos celtas.
Del Turuñelo, que se empezó a excavar en 2014 con fondos FEDER, de la Diputación de Badajoz y de la Junta de Extremadura, se conoce hasta ahora un 20 por ciento y los arqueólogos piensan que en los próximos seis años podría estar al descubierto la planta superior con el patio, con lo que se abriría a la visita pública, aunque los trabajos continuarán posteriormente un "periodo bastante largo" en la planta inferior.
El Diario
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