La zona arqueológica de la cueva de los siete altares se localiza en el término de Villaseca, a unos 100 metros, aguas arriba, del puente sobre el río Duratón. Conserva pinturas rupestres y fue el santuario de un eremitorio visigodo. Uno de sus ermitaños fue San Frutos, el patrón de la diócesis, sobre cuyo sepulcro hubo un priorato benedictino del que se conserva la iglesia, sobre la cima.
Se trata de una cavidad abierta en los farallones rocosos cortados por el río Duratón y sus restos se localizan en dos ambientes diferenciados, uno a la antesala en la que se talló un arco de herradura, de forma similar a los tres que definen el ambiente interior de la cueva propiamente dicha. Elementos denominados altares y tradicionalmente relacionados con el culto en época visigoda.
Turismo de Castilla y León
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