miércoles, 8 de abril de 2015

En busca de la Piedra Rosetta ibera - Alcoy

La escritura ibera se  sigue resistiendo a los expertos. En los plomos del yacimiento de la Serreta de Alcoy se hallan muchas de sus claves.
El reciente hallazgo de una misteriosa vasija en la trastienda de un anticuario de El Campello, cuya antigüedad ha sido datada por los técnicos de la Dirección General de Patrimonio en torno al 250 a.C., ha vuelto de nuevo la mirada de los expertos hacia el yacimiento ibero de la Serreta de Alcoy, el más importante de la región.
Las excavaciones realizadas en este enclave a partir de 1917 permitieron avanzar en el conocimiento de esta civilización prehistórica, de la que se sabe mucho menos que de otras más antiguas, como la egipcia.
Situado a menos de 4 kilómetros de Alcoy, el yacimiento de la Serreta conserva restos de una antigua población fortificada en altura, con líneas de murallas y vestigios de lo que en su día fueron viviendas. Este punto arqueológico coincide además con uno de los santuarios más duraderos del sudeste peninsular. En la necrópolis -en la que también hay restos de un posterior asentamiento romano- se encontraron ochenta sepulturas, parte de ellas con urna y enseres, como las que los arqueólogos tienen la esperanza de encontrar tirando del hilo de la vasija incautada en diciembre.
A lo largo de sucesivas excavaciones han salido a la luz cientos de exvotos iberos de terracota -figurillas con forma de animales o personas que los gentiles ofrecían a los dioses-, pero el hallazgo más importante fueron seis láminas de plomo escritas en lenguaje ibérico, que actualmente se conservan en el Museo Arqueológico de Alcoy. Muchos historiadores y filólogos han tratado de descifrarlas con nulo éxito.
Se conocen tres tipos de escrituras paleohispánicas: la escritura del suroeste, la meridional y la ibérica levantina. Los plomos encontrados en la Serreta de Alcoi, los grafitos sobre cerámica procedentes de la Isleta de Campello y el plomo de El Cigarralejo muestran un lenguaje construido con alfabeto jónico -el mismo que utilizaron los griegos partiendo de escrituras de origen fenicio o chipriota-, pero con un sentido distinto e indescifrable por el momento.
Manuel Olcina, director técnico del MARQ de Alicante, apunta la posibilidad de que los plomos de la Serreta sean textos rituales o documentos comerciales. «Se ha concluido porque algunos signos parecen numerales, y en la cultura griega era muy habitual redactar ese tipo de documentos en plomo, por la necesidad de dejar constancia de acuerdos comerciales».

Sin equivalencias
Para que los plomos puedan traducirse a una lengua actual sería necesaria una inscripción bilingüe. «Lo más parecido que se ha encontrado es una cerámica en El Campello escrita en ibero y en griego, pero se trata de dos textos distintos, por lo que no se pueden establecer equivalencias», afirma Olcina. Para completar el puzle sería necesaria la aparición de una especie de Piedra Rosseta, como la que permitió traducir los jeroglíficos egipcios en el siglo XIX

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