domingo, 26 de junio de 2022

Pinturas rupestres de Albarracín - Teruel


El descubrimiento de los abrigos con pinturas rupestres de los Toros del Navazo y de la Cocinilla del Obispo en los alrededores de Albarracín, cuyo hallazgo fue dado a conocer por E. Marconell en 1892, no sólo supuso la primera noticia sobre la aparición de un panel pintado con arte levantino en la Península Ibérica. Este yacimiento, junto con el de la Cueva de Altamira, fueron los dos primeros sitios arqueológicos de arte rupestre descubiertos en España; ante todo resultó el comienzo de un largo proceso de conocimiento, documentación, protección y difusión de esta manifestación artística que en los albores del tercer milenio, ha convertido a la Sierra de Albarracín en uno de los núcleos de arte rupestre más singulares e importantes de Aragón, convirtiéndose en un referente clásico y obligado en todas las obras de carácter científico o de divulgación que se han publicado en los últimos cien años. A partir del primer trabajo científico sobre estos primeros abrigos con arte levantino, publicado por Juan Cabré y el Abate Breuil en 1910, se sucederán de forma continuada los descubrimientos y posteriores estudios.

En 1927 se publica por Breuil y Obermaier el descubrimiento del núcleo rupestre de Tormón. En 1949 Martín Almagro da a conocer el abrigo de Doña Clotilde y previamente en 1947, Teógenes Ortego descubría el conjunto de Bezas. Pero es en la década de los años 60-70 cuando Martín Almagro descubre y estudia los abrigos del Camino del Arrastradero y del Barranco del Pajarejo, yacimientos que pasan a engrosar el primer corpus del arte rupestre de la Sierra de Albarracín, publicado por Fernando Piñón en 1982.

A partir 1985, con el aumento de nuevas investigaciones, se dan a conocer los abrigos de Tormón (Abrigos de la Paridera y de las Cabras Blancas), en Albarracín (Abrigos del Toro Negro y de Lázaro) o en Frías de Albarracín (Cueva de la Peña de la Moratilla). Pero los hallazgos más sorprendentes y abundantes se han producido a partir de 1980, con más de una treintena de nuevos yacimientos con grabados rupestres al aire libre repartidos portoda la Sierra de Albarracín en lugares como La Masada de Ligros (Albarracín), Tramacastilla, Pozondón o Rodenas.

En el año 1998 fueron catalogados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad dentro del título Arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica.

Asturnatura 

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