domingo, 12 de mayo de 2019

Poblado de Cerro Gollino - Corral de Almaguer


Localización del enclave
El poblado carpetano de Cerro Gollino, en la localidad de Corral de Almaquer, se ubica en el extremo suroriental de la provincia de Toledo, en los límites con Cuenca y Ciudad Real. Dos recintos amurallados rodean al extenso castro de unas 18 hectáreas. Solamente ha sido excavada una pequeña superficie, ya que los presupuestos destinados a estos menesteres siguen dando para muy poco. Este asentamiento se localiza en una zona periférica del mundo carpetano, limitado al sur por el río Riansares, según estudios de Valiente y Balmaseda (1983). El enclave se sitúa en una región de paso entre la Meseta sur, la Alta Andalucía y el Sureste, y todo apunta a que fue un lugar donde convergieron variadas influencias culturales.

Período de ocupación del asentamiento
La ocupación del asentamiento de Cerro Gollino se dilata a través del tiempo en intervalos alternativos: desde los siglos VIII-VII a.C. hasta la Edad Media. El momento estelar del poblamiento del cerro es la II Edad del Hierro, en una fecha posterior a los inicios del siglo III a.C. Parece que se abandonó en la primera mitad del siglo I a.C., puesto que las abundantes cerámicas romanas halladas y representativas del período son anteriores a este siglo. Posiblemente, y por aventurar una hipótesis no demostrada hasta la fecha, su destrucción y abandono tuvo lugar en el marco de las guerras sertorianas, que devastaron especialmente esta zona del centro peninsular entre los años 77 y 74 a.C.

Cerámica y poblamiento
Cerro Gollino podría estar relacionado con grandes centros como Consuegra (Consabura), Yeles y Mora, que presumiblemente formarían una suerte de Lugares Centrales dentro de una estructura jerarquizada del área carpetana al final de la II Edad del Hierro (según J.A. Santos Velasco,, 1987-1988). Posiblemente fuese la inestabilidad generada por la guerra entre púnicos y romanos la que obligase a una rápida construcción de defensas artificiales adecuadas y adaptadas al relieve natural de los emplazamientos, pero seguimos sin demostrarlo.
Los materiales cerámicos encontrados en Cerro Gollino son de origen tanto autóctono como foráneo. Muchas de las piezas cerámicas de Cerro Gollino se inspiran en modelos ibéricos, adaptándose al dedillo al gusto carpetano, menos creativo e imaginativo, más provinciano y rústico, peculiaridad que se plasma en la tosca iconografía y decoración de los vasos. Entre las cerámicas indígenas encontramos las fabricadas a mano. Y de las cerámicas a torno destacan las jaspeadas, en baja proporción; los vasos de tipo ibérico, rojizos o anaranjados, pobremente decorados, de pequeño tamaño, pero finos y muy bien torneados y acabados. Pero nada que ver con la brillante iconografía contemporánea que se creaba en centros alfareros del Sureste, Levante, Teruel o en la misma Numancia.
Una calzada romana unía a través de los recios parajes donde encontramos Cerro Gollino, Segontia (¿Sigüenza, Guadalajara?) con Cartago Nova (Cartagena), enlazando con Cástulo. Siguiendo esta vía debió hacerse presente en este enclave toledano gran parte de la cerámica importada, descargada en el gran puerto mediterráneo cartagenero. Entre estos objetos cerámicos importados se han hallado vasos y fragmentos itálicos de tipo campaniense, que datan del período entre finales del siglo II a.C. y el año 50 a.C. Destacan las ánforas denominadas de tipo Dressel I,  de formas características del siglo II a.C., también de origen itálico y que transportaron el famoso vino de Campania. Pero no todas las cerámicas importadas son de procedencia itálica. Se ha encontrado una urna decorada con dibujos de peces y liebres, procedente de Elche, importante centro comercial del sureste peninsular, encuadrado dentro de un mundo ibérico brillante y luminoso como el mar que lo baña.
Probablemente la abundante presencia de cerámicas romanas en este asentamiento implica una temprana romanización de la Carpetania, algo que pudo haber incidido en la supuesta neutralidad o la no beligerancia carpetana en las guerras celtibéricas de mediados del siglo II a.C., pero sí involucrarse en las sertorianas años después. Un tema en verdad delicado del que no se tiene mayor información.

Hábitat
Lo más probable es que se diese cierto equilibrio entre los rasgos indígenas y los foráneos en este poblado. En Cerro Gollino coexisten ambos: el hábitat indígena del territorio y las formas cotidianas de vida doméstica (el inevitable emplazamiento fortificado en altura, a modo de oppidum, y las no menos inevitables habitaciones de planta cuadrangular/rectangular con zócalos de piedra y paredes de adobe) parecen evidenciar estilos vitales autóctonos, matizados por el conocimiento y utilización de fundamentos materiales y mentales romanos, como vasos importados, ánforas, etc, o la presencia misma in situ de personas de origen itálico en el asentamiento, recaudadores, militares, comerciantes, cazarrecompensas, aventureros o granjeros en busca de tierras y fortuna. Estaríamos ante un flagrante caso de migración colonizadora emanada desde un centro del imperio saturado al virginal extrarradio en búsqueda y captura de oportunidades más convenientes y convincentes para el inmigrante, encarnado en este caso en el poblado carpetano de Cerro Gollino,
Antigua e importante ciudad íbera, capital de la Oretania. Se halla muy cerca de la actual ciudad de Linares, Jaén.

Tierra carpetovetónica

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