jueves, 3 de septiembre de 2015

Estación paleolítica de Siega Verde - Villar de la Yegua



El arte paleolítico tiene uno de sus principales exponentes en la estación paleolítica de Siega Verde, en el municipio de Villar de la Yegua, Salamanca.

Historia
Este yacimiento de arte rupestre parietal, fue descubierto en 1988, por Manuel Santoja y Rosario Pérez, profesores que, trabajando para el inventario arqueológico de Salamanca, encontraron en la vega del río Águeda, al aire libre, figuras realizadas en piqueteado; representaciones de caballos, cabras, toros y ciervos, entre los más comunes y otros como los renos y bisontes, especies hoy extinguidas en estas latitudes, o rinocerontes lanudos, especie extinta y propias de climas fríos, denotan el carácter paleolítico de estos grabados.

Estructura
Desde entonces se han llegado a catalogar más de quinientos grabados zoomorfos del paleolítico superior del periodo Gravetiense (hace 20.000 años) y antropomorfos más recientes del periodo Magdaleniense (hace 12.000 años), en 94 paneles, a lo largo de tres kilómetros a orillas del río Águeda. Declarada como Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León, es hoy sin duda, uno de los hallazgos importantes en el arte paleolítico.

Localización
El yacimiento se puede encontrar a lo largo del río Águeda y para acceder a él se ha de llegar al puente sobre el mencionado río en la carretera entre Castillejo de Martín Viejo y Villar de la Yegua. Se ha construido en el lugar un aula de interpretación arqueológica, que ofrece a los visitantes una amplia información sobre la vida en la zona de estos pobladores y de la localización del arte rupestre.

Valor cultural
El Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, que celebró en Brasilia (Brasil) su 34ª reunión, aprobó la extensión del sitio de arte rupestre prehistórico del Valle del Côa (Portugal) con la inscripción del sitio arqueológico de Siega Verde (Castilla-y-León) en la Lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Este conjunto paleolítico de Siega Verde, representa a juicio de la Unesco el conjunto más excepcional al aire libre del arte paleolítico en la Península Ibérica, que se incorpora a la ya reconocida como Patrimonio Mundial, del Valle del Côa en Portugal. Ambos ilustran de forma extraordinaria los temas iconográficos y de organización del Paleolítico superior, mostrando las relaciones sociales, económicas y espirituales de nuestros primeros ancestros.

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