A principios de la década de 1930, Augusto Fernández de Avilés, en ese momento director del Museo Arqueológico Provincial de Murcia, descubrió en las inmediaciones del convento de Santa Catalina del Monte y de la ermita de San Antonio el Pobre, en La Alberca el conjunto arqueológico formado por la necrópolis del Cabecico del Tesoro.
Las excavaciones en la necrópolis, dirigidas inicialmente por Cayetano de Mergelina y Augusto Fernández de Avilés, se iniciaron con dos campañas en 1935 y verano de 1936, la segunda de las cuales se vio interrumpida por el estallido de la Guerra Civil, reanudándose varías veces en décadas posteriores. Las tumbas de la necrópolis abarcan desde principios del s. IV a.C. hasta principios del s. I a.C y se piensa que pudo ser destruido en el año 237, cuando el ejército de Aníbal se extendía por esta región.
La mayor riqueza de elementos escultóricos y decorativos corresponde al primer momento del yacimiento. Se trata de sepulturas con elementos griegos que aparecieron en un nivel más bajo. Al segundo momento deben pertenecer las sepulturas cuyos vasos tiene decoración floral tipo Elche-Archena, más superficiales. En ellas se ven elementos decorativos y escultóricos entibando las urnas cinerarias y objetos púnicos en su ajuar.
Las armas son muy frecuentes –aparecen hasta en un 22% de las tumbas- así como la cerámica importada de barniz negro.
Wikipedia
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