El yacimiento de “El Cerrón” se halla ubicado a 3,5 Km al SO de la población de Illescas (Toledo), en la comarca de La Sagra, posee forma ovalada, con dos estrangulaciones en los laterales Norte y Sur y una superficie aproximada de media Ha. Presenta una rampa de acceso en Talud y una terraza defensiva de 8 m. de desnivel total en la zona más alta. Por sus proximidades discurre el arroyo de Las Dos Villas.
Se han realizado tres campañas de excavación correspondientes a los años 1977, 1979 y 1980, dirigidas por Luis Balmaseda y Santiago Valiente. El área excavada es reducida, pero ha permitido constatar que el yacimiento corresponde a un poblado de la II Edad del Hierro cuya cronología se extiende entre finales del s. V y el s. II a.C. Presenta tres etapas de ocupación marcadas por niveles de incendio.
La zona más interesante excavada por ahora corresponde a una santuario con dos fases sucesivas de ocupación separadas por un estrato de destrucción o incendio. El santuario más antiguo se ha fechado hacia el 330 a.C y el de la segunda fase hacia el 210 a.C. En ambas las plantas son rectangulares, con hogares centrales de forma rectangular y posibles compartimentaciones interiores.
Hacia el exterior los muros no conservan ningún tipo de recubrimiento o enlucido, mientras que en el interior algunos muros conservan capas de estuco o cal con los que se revocaron y pintaron sus paredes, pudiéndose apreciar en algunas zonas un color rojizo. De igual modo el suelo también está cubierto con capas de estuco o cal.
La fase más antigua ofrecía agujeros abiertos directamente en el suelo destinados a sostener una estructura de madera, ya que se halló una grapa junto a una tabla de madera del posible techo o cubierta del edificio. El material cerámico de esta fase se compone de recipientes tanto a mano como a torno, con algunas piezas importadas, las típicas cerámicas jaspeadas, platitos con finas bandas pintadas, una gran tinaja, un fragmento de pondus y un anillo de bronce.
En la segunda fase, cerraba el recinto por el lado Oeste un muro de adobe con zócalo de piedra al que se adosaba un banco corrido o altar construido con adobes de cerca de 1,50 m. de longitud, 0,50 m. de altura y 0,70 de profundidad, de superficie muy alisada y compacta. Decorando esta estructura se encontraba en su frente Este un relieve moldeado en pasta de adobe que representa dos carros guiados por sendos aurigas y arrastrados por caballos, les sigue un grifo, y entre medias de los carros, aparece un personaje en pié, tal vez femenino, que levanta la mano en señal de saludo o despedida. En el hogar de esta fase aparecieron cerámicas pintadas con bandas y círculos concéntricos o semicírculos y otras jaspeadas típicas de la zona. En el suelo había tres pequeñas losetas de piedra, formando una caja de 18/20 cm de diámetro destinada a contener alguna viga o soporte. Junto a esta estructura aperció un hoyo relleno de huesos de cabra y oveja junto con restos cerámicos pintados con motivos geométricos así como un fragmento de cerámica ática. Hay que destacar el hallazgo en superficie de una incompleta figurita masculina en bronce que posiblemente represente a un jinete porque presenta las piernas abiertas.
Se han realizado tres campañas de excavación correspondientes a los años 1977, 1979 y 1980, dirigidas por Luis Balmaseda y Santiago Valiente. El área excavada es reducida, pero ha permitido constatar que el yacimiento corresponde a un poblado de la II Edad del Hierro cuya cronología se extiende entre finales del s. V y el s. II a.C. Presenta tres etapas de ocupación marcadas por niveles de incendio.
La zona más interesante excavada por ahora corresponde a una santuario con dos fases sucesivas de ocupación separadas por un estrato de destrucción o incendio. El santuario más antiguo se ha fechado hacia el 330 a.C y el de la segunda fase hacia el 210 a.C. En ambas las plantas son rectangulares, con hogares centrales de forma rectangular y posibles compartimentaciones interiores.
Hacia el exterior los muros no conservan ningún tipo de recubrimiento o enlucido, mientras que en el interior algunos muros conservan capas de estuco o cal con los que se revocaron y pintaron sus paredes, pudiéndose apreciar en algunas zonas un color rojizo. De igual modo el suelo también está cubierto con capas de estuco o cal.
La fase más antigua ofrecía agujeros abiertos directamente en el suelo destinados a sostener una estructura de madera, ya que se halló una grapa junto a una tabla de madera del posible techo o cubierta del edificio. El material cerámico de esta fase se compone de recipientes tanto a mano como a torno, con algunas piezas importadas, las típicas cerámicas jaspeadas, platitos con finas bandas pintadas, una gran tinaja, un fragmento de pondus y un anillo de bronce.
En la segunda fase, cerraba el recinto por el lado Oeste un muro de adobe con zócalo de piedra al que se adosaba un banco corrido o altar construido con adobes de cerca de 1,50 m. de longitud, 0,50 m. de altura y 0,70 de profundidad, de superficie muy alisada y compacta. Decorando esta estructura se encontraba en su frente Este un relieve moldeado en pasta de adobe que representa dos carros guiados por sendos aurigas y arrastrados por caballos, les sigue un grifo, y entre medias de los carros, aparece un personaje en pié, tal vez femenino, que levanta la mano en señal de saludo o despedida. En el hogar de esta fase aparecieron cerámicas pintadas con bandas y círculos concéntricos o semicírculos y otras jaspeadas típicas de la zona. En el suelo había tres pequeñas losetas de piedra, formando una caja de 18/20 cm de diámetro destinada a contener alguna viga o soporte. Junto a esta estructura aperció un hoyo relleno de huesos de cabra y oveja junto con restos cerámicos pintados con motivos geométricos así como un fragmento de cerámica ática. Hay que destacar el hallazgo en superficie de una incompleta figurita masculina en bronce que posiblemente represente a un jinete porque presenta las piernas abiertas.
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