Enclave rupestre de Jara I y II, un paseo por diferentes momentos de nuestro pasado.
Descubiertas por el espeleólogo alemán Lothar Bergmann en 1992, las dos cavidades se encuentran en la Sierra de la Plata, en el Parque Natural del Estrecho, Tarifa
El conjunto rupestre de Jara I y Jara II está formado por dos cavidades, ubicadas en plena Sierra de la Plata, formando parte del Parque Natural del Estrecho, termino municipal de Tarifa. Fueron descubiertas por el espeleólogo alemán Lothar Bergmann en 1992, que localizó en las dos cavidades diversos motivos pictóricos, pero el motivo paleolítico del prótomo de cérvido en La Jara I solo pudo ser visualizado diez años más tarde gracias a los nuevos programas de tratamiento digital.
Estas dos cavidades se encuentras situadas en una cresta rocosa de las muchas que cruzan longitudinalmente la Sierra de la Plata y el acceso a ambas es muy complicado, siendo imprescindible la utilización de equipo de escalada. De ahí la buena conservación con que cuentan los motivos pictóricos representados.
Este enclave rupestre situado en el extremo sur peninsular cuenta con grafías de diferentes cronologías con representaciones paleolíticas y postpaleolíticas. De este último grupo hay que destacar que no solo se localizan pinturas esquemáticas situadas en una secuencia final de nuestra prehistoria, sino que también existen varios motivos que por su estilo y tipología posiblemente se enmarquen en un momento de la transición al neolítico o en este mismo periodo.
Estas dos cavidades, en su contexto geológico, se diferencian por su amplitud y profundidad del modelo típico de enclaves rupestres del extremo sur peninsular. Aunque no lleguen a estar catalogadas como cuevas propiamente dichas, cuentan con una profundidad considerable, superior en ambas a los 7 u 8 metros, dando así una protección superior ante los elementos medioambientales a la de los simples abrigos repartidos por el resto del extremo sur. Es posible que estas dos cavidades pudieran ser más accesibles en el pasado desde alguna de las cornisas que en la actualidad están parcialmente erosionadas, siendo imposible hoy utilizar dichos pasos.
La proximidad con varias de las cavidades que cuentan con representaciones pictóricas de cronología paleolítica hace destacar la zona de la sierra de la Plata como un punto importante en la provincia de Cádiz por su desarrollo por el hombre en este periodo paleolítico.
Destaca como baluarte de las representaciones rupestres la cueva del Vencejo Moro con sus grabados de équidos, la cueva de Atlanterra, donde se localizan varios motivos pintados, destacando varios prótomos de cierva y équido, para terminar en el abrigo de Realillo, donde nuestros antepasados plasmaron en la roca arenisca un équido que en la actualidad solo conserva su parte superior. Es evidente la importancia de la zona del Parque Natural del Estrecho por contar con este maravilloso patrimonio rupestre, en un espacio muy reducido.
Empezamos con una breve descripción de cada una de las cavidades, Jara I y Jara II, para darlas a conocer y, dentro de lo posible, aproximarnos a las diferencias cronológicas de las grafías que nuestros antepasados, en diferentes periodos continuos dejaron plasmadas, con la intención o no, de que perdurasen en el tiempo para ser vistas por generaciones futuras.
La primera de las cavidades es la que se sitúa más alta en el farallón rocoso. Jara I cuenta con una gran boca de acceso, orientada hacia el noroeste. Toda su planta es muy inclinada y cuenta con grafías repartidas por casi todas las paredes interiores e, incluso, algunos motivos en zonas del techo. El ancho máximo en el interior es de aproximadamente 12,5 metros y tiene una altura en su punto máximo de 2,5 metros. Las paredes rocosas que dan soporte a los motivos cuentan con un nivel medio de conservación, aunque en esta ocasión no sufre erosión por abrasión producida por el viento, sí están afectadas por microorganismos y manchas de humedad continuas que han matizado partes del soporte. La composición gráfica que se observa en esta cavidad de Jara I recorre posiblemente varias de las etapas de la evolución del hombre desde el paleolítico superior hasta la edad del hierro, etapa final de la prehistoria.
Como referente de esta cavidad y descubierto por Lothar Bergmann destaca el prótomo de cérvido (motivo 1). Actualmente está en estudio, pues posiblemente además de representar la cabeza de un cérvido, puede contener partes de otro animal, situándose esta figura en el paleolítico superior en su etapa final o magdaleniense. Esta cavidad de Jara I cuenta con varios motivos y trazos sueltos, manchas y puntos, posiblemente de cronología anterior, destacando los trazos que conformarían un posible prótomo de cérvido muy mal conservado, con estilo y dimensiones diferentes al conocido.
Además, existen manchas de pigmentos y trazos gruesos repartidos por diferentes puntos de la cavidad, que comparándolos con los últimos estudios y dataciones llevados a cabo por el equipo de First art, encabezados por Hipólito Collado Giraldo, (en el cual hemos podido colaborar) podríamos estar hablando de una similitud muy cercana, siendo la comparación estilístico-cronológica muy similar. Ello abre las puertas para futuras investigaciones en este enclave.
Los motivos en zigzag están representados en dos puntos diferentes de la cavidad. A la derecha, junto al motivo figurativo del prótomo de cérvido, y en la zona izquierda, donde estos dibujos podrían estar relacionados en el tiempo con el prótomo de cérvido. También se representan en la etapa postpaleolítica esquemática y se encuentran pintados en diferentes enclaves del extremo sur peninsular, al igual que en el resto de la península y relacionados directamente con el arte esquemático.
Los últimos motivos que se localizan en esta cavidad son de tipología esquemática, principalmente antropomorfos del tipo ancoriforme, que se encuentran agrupados varios en un panel principal y otros en solitario. El estado de conservación de estos motivos es pésimo, estando afectados por líquenes que prácticamente recubren la zona del panel.
A escasos cinco metros a la derecha y justo por debajo se abre también hacia el noroeste la segunda cavidad del enclave, la denominada Jara II. Al igual que Jara I, cuenta con una boca de acceso muy amplia, de casi siete metros, y con una diferencia en la altura de paso, siendo necesario entrar agachados, pues no llega a los 1,15 metros. En su interior tenemos una altura máxima de 2,20 metros, aproximadamente. El suelo de esta cavidad de Jara II está formado por un plano inclinado, con bastante pendiente, siendo incluso complicado estar de pie. Esta cavidad es de dimensiones similares a Jara I, sus paredes y techo sufren en zonas filtraciones de agua, provocando machas de calcita que cubren la zona afectada, ocultando en algunas zonas las representaciones pictóricas.
En este caso algunas de las grafías aquí representadas son atípicas de la zona. Las cronológicamente más antiguas, en este caso al igual que Jara I, presentan trazos gruesos, manchas y algunas puntuaciones, que en este caso serían los restos de grafías más antiguos la cavidad. Existe un motivo reticulado (motivo 2) que se localiza en la zona derecha, en una cornisa que sobresale del techo de aproximadamente 1,5 metros, en la cual se encuentra representada una figura reticulada. Esta destaca por su gran dimensión, aproximadamente un metro por 30 cm de alto, y formada por trazos horizontales casi paralelos que a su vez son cruzados transversalmente por trazos verticales, formado una malla pintada. Este gran motivo es casi inapreciable in situ, siendo necesario la aplicación de software del tipo Dstretch para poder ser visto. Por comparativa, este motivo podría también estar situado en un periodo cronológico paleolítico superior.
Los siguientes motivos que se localizan en la parte derecha de la cavidad son tres figuras antropomorfas muy estilizadas, (motivo 3) donde se pueden ver en cada una de ellas que fueron representadas con tocados en la cabeza y grandes faldones. Posiblemente se trate de figuras femeninas, muy similares a las denominadas pinturas levantinas. Sobre estos motivos, si hablamos crono-estilísticamente y los comparamos con el arte levantino, según algunos autores los situaríamos en un periodo mesolítico o neolítico.
Estas figuras tienen tendencia naturalista y están realizadas mediante técnica de silueteado y relleno con pintura de manera uniforme: es la conocida como como técnica de tinta plana (aplicación homogénea de color). En el lado opuesto a la izquierda se localizan también dos figuras (motivo 4), en este caso con un estado pésimo de conservación por pérdida de pigmento en la parte inferior. En esta pareja de antropomorfos de estilo naturalista, tras ser tratada la imagen con el software Dstretch y al igual que los motivos anteriores, se aprecia el tocado de la cabeza y el arranque del faldón, por lo cual estas figuras posiblemente femeninas también estarían en el mismo periodo cronológico.
Siguiendo cronológicamente la descripción de los motivos que se localizan en esta cavidad de Jara II, pasamos ya al arte prehistórico más conocido en la provincia de Cádiz, que en este caso sería el arte postpaleolítico esquemático. Destaca un panel situado próximo al motivo 4, en su parte derecha, en el cual se observan varias figuras esquemáticas, donde posiblemente se represente una escena de caza, pues se ven varios antropomorfos y mezclados varios zoomorfos cérvidos, además de trazos a modo de un posible cercado. Cerca de este panel en su parte izquierda se localiza a un metro aproximadamente un zoomorfo cérvido esquematizado. Ya terminado con los motivos figurativos, en la zona central de la cavidad en el techo y aprovechando una pequeña oquedad, se representó un signo ovalado cruzado por un trazo vertical y otro horizontal. Próximo a este último motivo indefinido se localizan cuatro trazos gruesos paralelos entre sí, de un color de pigmento rojo intenso que destaca en esa parte de la pared.
La importancia de este enclave por el valor pictórico que en sus dos cavidades se encuentra hace necesario que se realicen trabajos de investigación para su catalogación y, si es posible, datación de sus grafías. El dar a conocer su potencial pictórico hace posible acercar el patrimonio prehistórico que en el extremo sur peninsular tenemos, posicionándonos como una de las zonas más privilegiadas de la península ibérica por el número de enclaves. En este caso, la protección del enclave es natural, pues su acceso es prácticamente imposible, si no se cuenta con profesionales de la escalada para poder acceder.
Europa Sur
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