La Cueva de las Ventanas es un sistema kárstico que se sitúa en la última estribación de la Sierra de Arana, a más de 1.000 metros de altitud. La Cueva de las Ventanas, de sumo interés para la espeleología, pertenece al Paleolítico Superior; pudo tener durante la Prehistoria dos usos fundamentales: de una parte, como lugar de hábitat, concentrado en las zonas más próximas a la entrada cuando las condiciones hídricas y de humedad del interior lo permitieran y, de otra, lugar de enterramiento, que ocuparía zonas más profundas donde no llega la luz natural. Aunque la primera ocupación que se realizó fue por parte de grandes carnívoros cuaternarios, ya que se han encontrado restos paleontológicos de osos e hienas.
Hoy en día es la única cueva de España con accesos para personas con discapacidad física. Los bellos paisajes subterráneos, donde se pueden aprender los procesos de formación de un cavernamiento, a través de maquetas, paneles interactivos y ejemplos naturales a lo largo de la cavidad, y la visualización a escala real a lo largo del recorrido visitable de especies de fauna extintas, y la presencia humana en escenas de la vida cotidiana, hacen este recorrido interactivo muy interesante.
En su interior se mantiene una temperatura constante de 13 grados centígrados, durante todo el año. Es uno de esos lugares ideales para compartir en familia, sobretodo para ir con niños. Su recorrido está adaptado para los carros de bebés y personas con movilidad reducida.
Para recorrer la Cueva de las Ventanas, hay que adquirir las entradas en la oficina de información turística, que tiene el ayuntamiento de Píñar en el centro del pueblo.
La aventura de visitar la Cueva de las Ventanas empieza mucho antes de llegar a ella. Quince minutos antes de la hora de la visita, un tren turístico nos subirá por las pendientes y serpenteantes calles de Píñar, hasta llegar a la entrada de la Cueva de las Ventanas. Allí podremos disfrutar de una visita guiada, amena, divertida, sin grandes tecnicismos, fácil de entender para todos y enfocada a los más pequeños de la casa.
Una apuesta lógica y valiente, ya que serán los niños, los adultos del mañana, los que preservarán estos espacios.
La primera ocupación de la cueva está datada sobre los 20.000 años antes de nuestra era. Posteriormente visigodos, romanos y almorávides también la usaron dejando algunas vasijas en el interior. Tras la conquista, y hasta finales del siglo XIX, se utilizó como almacén y recinto para guardar el ganado caprino.
En 1916 comienzan las primeras investigaciones arqueológicas serias. En esos estudios además de materiales realizados por los humanos se han encontrado abundantes coprolitos de hienas gigantes y restos óseos de animales prehistóricos.
La Cueva de las Ventanas está formada por varios niveles de galerías, con estalactitas, estalagmitas, coladas y formaciones calcáreas en las rocas, todas ellas producto del paso del agua durante millones de años.
En todo el recorrido podremos ver representaciones y recreaciones del paso del hombre por esta cueva. Destacan los utensilios encontrados en la cavidad, junto con las recreaciones de enterramientos y de hogares neolíticos.
La visita comienza en la “Gran Sala”, que tiene 60 metros de longitud y es donde se ha desarrollado la vida cotidiana durante cientos de años.
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