El dolmen de Aitzkomendi se encuentra en la localidad alavesa de Eguilaz, muy cerca de la muga con Navarra. Es una visita imprescindible para cualquier amante de la Prehistoria, ya que es uno de los dólmenes mejor conservados y más espectaculares del País Vasco.
Además el dolmen tiene un fácil acceso, ya que esta junto a la carretera y muy cerca de la autovía. Para llegar al dolmen de Aitzkomendi sólo tenemos que salirnos de a la autovía que une Pamplona y Vitoria a la altura del pueblo de Eguilaz. El dolmen se encuentra a las afueras del pueblo, pero en la localidad está perfectamente señalizada la manera de llegar al monumento megalítico.
No es casualidad que el acceso al dolmen de Eguilaz sea tan fácil. Los que construyeron esta tumba colectiva prehistórica eligieron un lugar estratégico, en la misma entrada de la Barranca. Este valle fue un camino natural milenario que unía la cuenca de Pamplona con las llanadas de Vitoria. El gran monumento funerario fue construido para que se viera fácilmente. Su construcción, asombrosa con los medios que tenían en esa época, hablaba a quien quiera que lo viera, de una sociedad poderosa y estructurada
Estos monumentos megalíticos se construyeron en el periodo que transcurre entre finales del Neolítico (finales del V milenio a.C.) y los comienzos de la Edad del Bronce (comienzos del II milenio a.C.). El dolmen de Eguilaz, esta tumba de más de 5000 años de antigüedad, fue el primer dolmen reconocido en el País Vasco. Se descubrió en 1832. Su interior estaba lleno de huesos. Aquí se depositaron los restos de al menos 70 individuos. Mezclados con los huesos aparecieron como ajuar lanzas y puntas de flecha de sílex.
Seguramente el medio de vida de esta gente era la agricultura y la ganadería, pero las armas halladas también nos hablan de una sociedad guerrera, que pelearía con sus vecinos para el control de los recursos y del territorio. La ubicación del dolmen en un lugar de paso tan visible serviría también como indicador de pertenencia de la zona. Indudablemente el lugar donde se depositan los restos de los antepasados se convierte en un lugar sagrado para la tribu. Los mismos muertos son simbólicamente los guardianes de la tierra. Son el testimonio de la pertenencia de la zona a un colectivo humano.
Las pesadas piedras que suman toneladas en un principio no estaban a la vista. Los que levantaron el dolmen de Aitzkomendi lo cubrieron con un enorme túmulo de tierra del que todavía se aprecia parte. El resto fue desmontado por encargo de la Diputación de Álava por José Miguel Barandiarán para que la estructura de piedra del dolmen pudiera apreciarse perfectamente. Alrededor del dolmen, en la parte desmontada, se ha marcado el perímetro original del dolmen con un vallado. Así podemos apreciar la gran extensión que tenía el túmulo de tierra. En el túmulo Barandiarán encontró restos de hogueras que debieron usarse en rituales que hoy sólo podemos imaginar.
El Quienes fueron enterrados aquí? ¿Cualquier miembro de la tribu o sólo la casta dirigente? Probablemente es más factible esta segunda opción. Por el ajuar de armas que fue encontrado con los cadáveres pudieron ser guerreros. La gente de armas se encontraba en el estamento superior de estas sociedades donde la jerarquización era un hecho y el enfrentamiento entre tribus era frecuente. Entre el Neolítico y la Edad del Bronce, tiempos de la expansión del fenómeno megalítico, empezó la jerarquización de las sociedades prehistóricas, con una división clara del trabajo y el establecimiento de clases y de grupos dirigentes.
Lástima que el dolmen de Eguilaz fuera excavado de manera poco rigurosa debido a la fecha de su descubrimiento. Con los medios actuales la información que habría proporcionado hubiera sido mucho más completa. Por eso el dolmen de Eguilaz guarda entre sus pesadas piedras secretos que seguramente nunca descubriremos. Pero una cosa es segura. El dolmen de Eguilaz evoca historias de gentes de hace miles de años con creencias firmes en el mundo del más allá y de la permanencia del alma tras la muerte.
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