Al oeste de la ciudad de Valencia, en el paraje de la Vallesa de Mandor, se encuentra el poblado de la Edad del Bronce de la Lloma de Betxí de Paterna.
Conocido desde 1928, comenzó a excavarse en 1984 por el SIP, bajo la dirección de Maria Jesús de Pedro. Datado entre el 1800 y el 1300 a.C., fue construido sobre un cerro de escasa altura y conserva los restos de una gran edificación con tres habitaciones y un pasillo lateral, y muros de piedra que conservan una altura entre 1 y 2’5 metros. El incendio que lo destruyó, hace 3.500 años, favoreció la conservación de su ajuar doméstico compuesto por cerámica, hoces de madera y sílex, molinos de mano, objetos metálicos, contrapesos de telar y elementos de adorno, como botones de marfil. Su distribución señala diversas áreas de actividad, como el almacén, la zona de molienda o el telar. Las laderas del cerro han sido aterrazadas con grandes muros en talud y en sus extremos se han hallado dos cisternas y el camino de acceso desde el sur, el lado más próximo al Túria.
También aparecieron dos enterramientos humanos: un individuo senil junto al esqueleto de un pequeño cánido, y otro delimitado por una estructura de piedras de forma circular, en posición fetal con piernas y brazos doblados.
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