Conjunto de los pobladores prerromanos de cultura celta que habitaban un sector de la parte occidental de la península Ibérica y que compartían un denominador más o menos común. Su asentamiento tuvo lugar entre los ríos Duero y Tajo, principalmente en el territorio de las actuales provincias españolas de Ávila y Salamanca, y en parte de las de Cáceres, Toledo y Zamora. En la parte del oriente de Portugal también existen ejemplares de una de sus creaciones más características, los verracos de piedra.
En líneas generales los vetones limitaban con los pueblos vacceos al norte, con los astures al noroeste, al este con los carpetanos, al sur con los oretanos, túrdulos y célticos y al oeste con los lusitanos. Es posible que también entraran en límite con el territorio arévaco al noreste. Su cultura se caracterizó por su carácter guerrero y ganadero.
Martín Almagro Gorbea considera «evidente» que los vetones pertenecieron a un conjunto de pueblos prerromanos calificable como celta por sus características culturales.
Una de las manifestaciones artísticas de los vetones son los verracos, esculturas de toros y cerdos (los Toros de Guisando), e incluso en algunas ocasiones, jabalíes, que se hallan esparcidas por todo el territorio que se supone la Vetonia. La función de estas esculturas ha sido muy debatida, y puede tratarse tanto de monumentos conmemorativos de victorias, como tener significados mágico-religiosos de protección y reproducción del ganado.
En líneas generales los vetones limitaban con los pueblos vacceos al norte, con los astures al noroeste, al este con los carpetanos, al sur con los oretanos, túrdulos y célticos y al oeste con los lusitanos. Es posible que también entraran en límite con el territorio arévaco al noreste. Su cultura se caracterizó por su carácter guerrero y ganadero.
Martín Almagro Gorbea considera «evidente» que los vetones pertenecieron a un conjunto de pueblos prerromanos calificable como celta por sus características culturales.
Una de las manifestaciones artísticas de los vetones son los verracos, esculturas de toros y cerdos (los Toros de Guisando), e incluso en algunas ocasiones, jabalíes, que se hallan esparcidas por todo el territorio que se supone la Vetonia. La función de estas esculturas ha sido muy debatida, y puede tratarse tanto de monumentos conmemorativos de victorias, como tener significados mágico-religiosos de protección y reproducción del ganado.
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