Se entiende por lusitanos al colectivo de diversos pueblos celtas prerromanos, cultural y étnicamentemente afines, asentados en torno al distrito portugués de Castelo Branco, extendiéndose hacia el norte y alcanzando las riberas del río Duero donde hacían frontera con los galaicos. Se adentraban por el este hasta Extremadura, y por el sur hasta el norte del Alto Alentejo. No parece que sus territorios alcanzasen la costa atlántica donde fuentes y epigrafía sitúan a los célticos túrdulos. El nombre de su territorio serviría para denominar la provincia romana de Lusitania.
Origen de los lusitanos
La palabra lusitano procede del nombre, presumiblemente celta, Lus o Lusis, y del sufijo gentilicio -tanus, que con las variantes -itanus y -etanus se repite en múltiples lugares del Mediterráneo occidental (gaditanus, malacitanus, ilicitanus, turdetanus, etc). Esto ha llevado a pensar que puede ser un sufijo de origen mediterráneo, e incluso ibérico, o tal vez una latinización del sufijo griego -etes, -ites, -otes: por ejemplo, un habitante de la Massalia griega era un massaliotes, mientras que otro de la Massilia romana era un massilitanus. El por qué un pueblo como el lusitano, que no era de origen íbero, recibió este sufijo, probablemente se debe a analogía, ya que los romanos los conocieron en la misma época en que trabaron contacto con los pueblos íberos, a los que los griegos habían aplicado el sufijo -etes.
Otra explicación sin fundamento, aunque muy extendida, es que constituye una fusión de Lus y Tanus, "tribu de Lusus".
Se cree que eran de origen celta y que se establecieron en la región en el siglo VI a. C., aunque los historiadores y arqueólogos continúan discutiendo su origen étnico.
Los lusitanos, según tesis más modernas, serían de origen pre-celta, como lo prueban los escritos en lengua lusitana encontrados en territorio portugués y español.
Una hipótesis con visos de credibilidad es que su origen, dado que su lengua es indoeuropea pero no céltica (aunque presenta una importante influencia de la misma), está en la llegada de la cultura campaniforme (quizás indoeuropea). Posteriormente, con la llegada de la cultura de los campos de urnas, este sustrato indoeuropeo se vio influido por una cultura ya plenamente céltica, y fue de esta mezcla, junto a influencias atlánticas y mediterráneas, de donde surgió la cultura lusitana.
Historia
Entre las numerosas tribus que habitaban la península ibérica cuando llegaron los romanos, se encontraba, en la parte occidental, la de los lusitani, considerada por algunos autores la mayor de las tribus ibéricas, con la cual durante muchos años lucharon los romanos. No se sabe con exactitud cuál es su origen. Algunos autores también incluyen en los lusitanos, los galaicos, que por su parte, tenían por vecinos, en el oriente a los astures y los celtíberos. Los galaicos aparecen documentados por vez primera formando parte del ejército del caudillo luso Viriato como mercenarios de guerra pero los galaicos (castrejos) al norte del Duero posteriormente serían administrados por Roma como provincia autónoma en la Gallaecia al margen de la Lusitania y de la Hispania Tarraconense tras ser conquistados por Décimo Junio Bruto el Galaico.
Tito Livio escritor del siglo I a. C., los menciona incorporados como mercenarios en el ejército de Aníbal, tomando parte en la batalla del Trebia y luego atravesando los Pirineos, después de la destrucción de Sagunto, de camino a Italia.
Los lusitanos fueron considerados por los historiadores como hábiles en la lucha de guerrillas, como lo probaron cuando capitaneados por Viriato se libraron del cerco de Cayo Vetilio y lo persiguieron hasta al desfiladero cerca de Ronda, donde desbarataron las tropas romanas. Utilizaban como armas el puñal y la espada, el dardo o lanza de tiro, todo de hierro, y la lanza de punta de bronce. Se dice también que ellos untaban el cuerpo: que usaban baños de vapor, lanzando agua sobre piedras calientes, y tomaban enseguida un baño frío; comían sólo una vez por día. Practicaban sacrificios humanos y cuando el sacerdote hería el prisionero en el vientre hacían vaticínios según la manera como la víctima se caía. Sacrificaban a Ares, no sólo prisioneros sino también caballos y chivos. Practicaban ejercicios de gimnasia como el pugilato y carreras, simulacros de combates a pie o a caballo: bailaban en danzas de rueda, hombres y mujeres, al son de flautas y cornetas; cada uno tenía sólo una mujer. Usaban barcos hechos de cuero, o de un tronco de árbol.
Las luchas de los lusitanos contra los romanos comenzaron el 193 a. C. En el año 150 a. C. el pretor Serbio Galba, después de haber infligido a los lusitanos grandes derrotas aceptó la paz con la condición de que ellos entregaran las armas, aprovechando después que los vio desarmados los rodeó con todo su ejército y ordenó atacarlos; unos 9.000 fueron acuchillados y más de 20.000 prisioneros fueron vendidos como esclavos en las Galias (150 a. C.). Esto hizo labrar aún más la revuelta y durante ocho años los romanos sufrieron duras bajas. Esta lucha sólo acabó con el asesinato a traición de Viriato por tres compañeros sobornados por el oro romano. Pero la lucha no paró y para intentar acabarla Roma mandó a la Península al cónsul Décimo Júnio Bruto, que fortificó Olissipo (Lisboa), estableció la base de operaciones en Méron próximo a Santarém, y marchó para el Norte, matando y destruyendo todo lo que encontró hasta al margen del Río Limia. Pero ni así Roma consiguió la sumisión total y el dominio del norte de la Lusitania sólo fue conseguido con la toma de Numancia, en la Celtíberia que apoyaba los castros de Noroeste.
Durante los años 61 a 60 a. C. el propretor Cayo Julio César con un ejército de 20 cohortes (unos 10.000 hombres) y 5.000 auxiliares locales sometió definitivamente a los lusitanos.
Origen de los lusitanos
La palabra lusitano procede del nombre, presumiblemente celta, Lus o Lusis, y del sufijo gentilicio -tanus, que con las variantes -itanus y -etanus se repite en múltiples lugares del Mediterráneo occidental (gaditanus, malacitanus, ilicitanus, turdetanus, etc). Esto ha llevado a pensar que puede ser un sufijo de origen mediterráneo, e incluso ibérico, o tal vez una latinización del sufijo griego -etes, -ites, -otes: por ejemplo, un habitante de la Massalia griega era un massaliotes, mientras que otro de la Massilia romana era un massilitanus. El por qué un pueblo como el lusitano, que no era de origen íbero, recibió este sufijo, probablemente se debe a analogía, ya que los romanos los conocieron en la misma época en que trabaron contacto con los pueblos íberos, a los que los griegos habían aplicado el sufijo -etes.
Otra explicación sin fundamento, aunque muy extendida, es que constituye una fusión de Lus y Tanus, "tribu de Lusus".
Se cree que eran de origen celta y que se establecieron en la región en el siglo VI a. C., aunque los historiadores y arqueólogos continúan discutiendo su origen étnico.
Los lusitanos, según tesis más modernas, serían de origen pre-celta, como lo prueban los escritos en lengua lusitana encontrados en territorio portugués y español.
Una hipótesis con visos de credibilidad es que su origen, dado que su lengua es indoeuropea pero no céltica (aunque presenta una importante influencia de la misma), está en la llegada de la cultura campaniforme (quizás indoeuropea). Posteriormente, con la llegada de la cultura de los campos de urnas, este sustrato indoeuropeo se vio influido por una cultura ya plenamente céltica, y fue de esta mezcla, junto a influencias atlánticas y mediterráneas, de donde surgió la cultura lusitana.
Historia
Entre las numerosas tribus que habitaban la península ibérica cuando llegaron los romanos, se encontraba, en la parte occidental, la de los lusitani, considerada por algunos autores la mayor de las tribus ibéricas, con la cual durante muchos años lucharon los romanos. No se sabe con exactitud cuál es su origen. Algunos autores también incluyen en los lusitanos, los galaicos, que por su parte, tenían por vecinos, en el oriente a los astures y los celtíberos. Los galaicos aparecen documentados por vez primera formando parte del ejército del caudillo luso Viriato como mercenarios de guerra pero los galaicos (castrejos) al norte del Duero posteriormente serían administrados por Roma como provincia autónoma en la Gallaecia al margen de la Lusitania y de la Hispania Tarraconense tras ser conquistados por Décimo Junio Bruto el Galaico.
Tito Livio escritor del siglo I a. C., los menciona incorporados como mercenarios en el ejército de Aníbal, tomando parte en la batalla del Trebia y luego atravesando los Pirineos, después de la destrucción de Sagunto, de camino a Italia.
Los lusitanos fueron considerados por los historiadores como hábiles en la lucha de guerrillas, como lo probaron cuando capitaneados por Viriato se libraron del cerco de Cayo Vetilio y lo persiguieron hasta al desfiladero cerca de Ronda, donde desbarataron las tropas romanas. Utilizaban como armas el puñal y la espada, el dardo o lanza de tiro, todo de hierro, y la lanza de punta de bronce. Se dice también que ellos untaban el cuerpo: que usaban baños de vapor, lanzando agua sobre piedras calientes, y tomaban enseguida un baño frío; comían sólo una vez por día. Practicaban sacrificios humanos y cuando el sacerdote hería el prisionero en el vientre hacían vaticínios según la manera como la víctima se caía. Sacrificaban a Ares, no sólo prisioneros sino también caballos y chivos. Practicaban ejercicios de gimnasia como el pugilato y carreras, simulacros de combates a pie o a caballo: bailaban en danzas de rueda, hombres y mujeres, al son de flautas y cornetas; cada uno tenía sólo una mujer. Usaban barcos hechos de cuero, o de un tronco de árbol.
Las luchas de los lusitanos contra los romanos comenzaron el 193 a. C. En el año 150 a. C. el pretor Serbio Galba, después de haber infligido a los lusitanos grandes derrotas aceptó la paz con la condición de que ellos entregaran las armas, aprovechando después que los vio desarmados los rodeó con todo su ejército y ordenó atacarlos; unos 9.000 fueron acuchillados y más de 20.000 prisioneros fueron vendidos como esclavos en las Galias (150 a. C.). Esto hizo labrar aún más la revuelta y durante ocho años los romanos sufrieron duras bajas. Esta lucha sólo acabó con el asesinato a traición de Viriato por tres compañeros sobornados por el oro romano. Pero la lucha no paró y para intentar acabarla Roma mandó a la Península al cónsul Décimo Júnio Bruto, que fortificó Olissipo (Lisboa), estableció la base de operaciones en Méron próximo a Santarém, y marchó para el Norte, matando y destruyendo todo lo que encontró hasta al margen del Río Limia. Pero ni así Roma consiguió la sumisión total y el dominio del norte de la Lusitania sólo fue conseguido con la toma de Numancia, en la Celtíberia que apoyaba los castros de Noroeste.
Durante los años 61 a 60 a. C. el propretor Cayo Julio César con un ejército de 20 cohortes (unos 10.000 hombres) y 5.000 auxiliares locales sometió definitivamente a los lusitanos.
(Wikipedia)
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